Minutos antes de la apertura de puertas para la audiencia pública se comentaba en los pasillos de la Sala de Vistas 2 de la Audiencia Provincial que la defensa de J.S.P habría llegado a un acuerdo con el Ministerio Fiscal por los delitos de allanamiento, lesiones leves, lesiones, homicidio en grado de tentativa, detención ilegal, amenazas y tenencia ilícita de armas que se le imputan a su cliente y por lo el que se puede enfrentar a 22 años y cinco meses de prisión. Este convenio se diluyó en el momento en el que J.S.P. reconocía frente al tribunal todos los cargos de los que está acusado, e indicaba que se sentía "arrepentido" de lo ocurrido. Este testimonio ha sido considerado por la acusación llevada por la letrada Mónica Moya, como una estrategia para reducir su condena. Moya que ha querido arrojar luz sobre el grado de arrepentimiento de J.S.P. del que no cree que sea cierto ya que "en todo el tiempo que ha estado en prisión no ha dado muestras, ni paso alguno para expresarlo. Ni siquiera haber pagado el RC".
A la audiencia han entrado como prueba testifical dos de las víctimas y 3 agentes de la Guardia Civil que participaron en la detención, los cuales han relatado los hechos ocurridos en las calles Camarón y Lola Flores del municipio de Vícar la mañana del 15 de agosto de 2021, en los que, según consta en el escrito de acusación al cual ha tenido acceso La Voz de Almería, J.S.P. habría entrado "sin consentimiento" en ambos domicilios y habría agredido con arma blanca y arma de fuego a sus moradores.
Todo comenzó en el inmueble de la calle Camarón nº6, en donde según ha relatado F.S.U. el acusado aprovecharía que la puerta del domicilio quedaba abierta al sacar su madre las garrafas de agua del aire, para entrar en el domicilio. "Es un barrio donde nos conocemos todos y es normal que se deje la puerta abierta" explicaba a la sala el testigo. Una vez dentro del inmueble, "agredió a R.S.C. dándole puñetazos en la cabeza y golpes por distintas zonas del cuerpo" y seguidamente, empuñando un cuchillo del que se haría en la cocina de la casa, lo utilizaría contra F.S.U. al que causó "7 heridas incisas" en base subcervical y hombro izquierdo, "siendo la zona afectada de riesgo vital".
El testigo señaló que tanto él como los miembros de su familia conocían al acusado, con el que mantenían una "relación de amistad". Este factor, unido a la relación neutral de vecindad que J.S.P mantenía con las víctimas de la segunda vivienda, así como al estado de agitación en la que se encontraba el acusado cuando fue interceptado por la Guardia Civil, hace pensar a la defensa de que realmente no existe móvil y que podría considerarse que se encontrara en algún tipo de estado de enajenación. Los agentes de la Guardia Civil, en sus testimonios, indicaron que cuando llegaron al lugar de los hechos, J.S.P. se encontraba gritando "¡Los voy a matar a todos. Los tengo que matar a todos!".
Entró en la otra vivienda "con una pistola en una mano y un cuchillo en la otra"
En su declaración, J.U.H, ha relatado como había encontrado a J.S.P. en su casa. "Vi a este hombre entrar por la ventana con una pistola en una mano y un cuchillo en la otra". Según el testimonio de J.U.H., una vez que J.S.P. llegó al cuarto donde se encontraba su mujer y su hijo, el acusado se dirigiría a ella para indicarle que pidiera socorro, actitud que volvió a repetir cuando retuvo al hijo al hijo de J.U.H. "yo creo que lo hacía para que los vecinos se enterasen", ha continuado J.U.H. en su declaración, para acto seguido revelar que una vez se cumplió con la orden de socorro, J.S.P. abrió fuego contra su mujer.
"Cuanto entramos a por el niño, estaba en estado de shock", relataba uno de los Guardias Civiles que participaron en la detención del acusado. Según el padre del menor (J.U.H.) el acusado habría retenido al niño a punta de pistola, además de herirlo con el cuchillo de cocina en varias zonas de su cuerpo. "El niño gritaba y los agentes me pedían que no contestara para evitar que la cosa empeorase. Hasta que escuché un disparo y les dije a los agentes me han matado a mi hijo", continuaba su alegato el testigo ante el tribunal, aliviando su "malestar" con sorbos de agua para luego señalar que el menor volvió a gritar, revelando que se encontraba con vida.
Una vez personados los agentes de la Guardia Civil, el acusado con "intención de amedrentarlos" les habría proferido que "los va a matar a todos", el menor pudo ser liberado pocas horas después de los hechos, "al salir huyendo del lugar el procesado, que además agredió intencionadamente al niño con el mismo cuchillo".
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