La abogada y comunicadora venezolana Venus Faddoul ha estado en Almería invitada por el grupo de Amnistía Internacional para hablar sobre el tema “la penalización del aborto: violencia basada en el género”.
La defensa de los derechos humanos y más la defensa de las mujeres es importantísima en el siglo en el que estamos viviendo.
Sí. Lo increíble es que en práctica, en el siglo XXI, todavía tenemos que defendernos casi igual que en épocas pasadas. Una cosa es el avance jurídico que hemos tenido, y otra cosa es el avance fáctico. Por un lado parecerá que es muchísimo, pero a la hora del ejercicio, como es el caso de los derechos sexuales o reproductivos; en sentirte segura en cualquier espacio o con cualquier pareja, la realidad es otra. Y el mejor ejemplo lo tenemos muy cerca. La terrible muerte de la mujer del barrio madrileño de Carabanchel y de su hija de 5 años. Eso no debería estar pasando ahora. Sobre todo porque tenía un proceso abierto y, una vez más, la justicia patriarcal hizo de las suyas. El sistema judicial, no solo aquí en España, sino prácticamente en todos los lugares del mundo, no fue capaz de identificar y de tomar como pruebas el testimonio de una mujer. Sobreseyeron la causa. Hace dos meses que le quitaron las medidas de alejamiento y ahí tenemos el resultado.
La realidad es que tenemos un goteo constante de feminicidios de mujeres a manos de hombres que no tienen conciencia de la igualdad de género.
Ese es el último punto de la violencia. Cuando se llega ahí es porque ha habido un recorrido previo que no se supo parar y que la sociedad ha normalizado. Nuestra estructura social es machista, es patriarcal, y hace que vivamos y que tengamos que manejarnos en un vaivén de micromachismos, porque todos hemos crecido en este mismo sistema. En mayor o menor medida, todos somos machistas. Hace que repitamos comportamientos que hemos creído y que hemos aprendido que son normales, pero que no lo son. Por supuesto, la peor expresión de la violencia machista es el feminicidio, y cuando lo vemos nos impacta, pero no podemos seguir esperando que corra tanta sangre. Igualmente son muchísimas las mujeres que han muerto por no tener acceso a un aborto seguro, legal y gratuito y aunque en España es legal, sabemos que también es muy difícil acceder a él. Es un derecho a la salud y es un derecho sexual y reproductivo.
Usted afirma que la libertad de poder abortar es también la libertad política de una mujer.
El aborto como derecho humano. Si no decidimos sobre nuestros cuerpos, no decidimos sobres nada. El primer territorio que debemos dominar es el propio, es el del derecho al uso del disfrute y a la decisión sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros proyectos de vida. Todo este estigma que también hay sobre el aborto viene infundado por la romantización que hay del embarazo, y no se ve responsablemente como lo que debe de ser: un proyecto de vida. Acabamos de salir del 25 N y vemos que no hay una respuesta social en España ante esta situación, ni en ningún lugar del mundo, porque incluso en los países nórdicos, que son ejemplo en la materia, también se desarrollan situaciones violentas hacia la mujer. La sociedad siempre se ha negado a los cambios, a las transformaciones. Nunca ha sido fácil obtener y ejercer los derechos humanos, peroes lo único que nos lleva a evolucionar.
Amnistía Internacional, que trabaja directamente por la defensa de los derechos humanos, apoya la igualdad de género, porque cree que es fundamental para conseguir erradicar actitudes y situaciones que atentan directamente contra los derechos humanos.
La mitad del mundo son las mujeres. Si la mitad del mundo no es libre, es mentira que tengamos democracia. Hay que empezar por modificar nuestra estructuras políticas y jurídicas.
¿Qué pasos tenemos que dar para conseguir esa igualdad? ¿Qué falta todavía?
Falta mucha sensibilización y mucho sentarse a reflexionar. Cuestionar nuestras creencias y eso es lo más difícil. ¿Cuáles han sido las estructuras en la que hemos crecido?¿Qué tan compatible ha sido la educación que hemos recibido con el ejercicio de los derechos humanos?
Venus Faddoul es venezolana. En su país y en hispanoamérica también hay situaciones tremendas en torno al aborto, en torno a la igualdad.
Las Naciones Unidas declaró en 2016 la desigualdad y los feminicidios como pandemia mundial. En el caso de Venezuela hay leyes mucho más atrasadas y el aborto está penalizado por completo. De hecho, yo soy una defensora que llego a España buscando refugio. Tengo asilo político por denunciar todo el desastre que hay en el sistema de Justicia en Venezuela y cuyas principales víctimas son las mujeres.
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