¿Que fue del Manolo Manzanilla?

Nació como tablao flamenco y restaurante en el edifico Playa, en el mes de julio de 1963

Concurso de Twist en la terraza del ‘Manolo Manzanilla’ en su primer verano de vida.
Concurso de Twist en la terraza del ‘Manolo Manzanilla’ en su primer verano de vida. La Voz
Eduardo de Vicente
20:45 • 02 ene. 2024

Entre las playas de Villagarcía y San Miguel, junto a la arena y la orilla del mar, nació hace sesenta años la primera sala de fiestas que hubo en Almería. El ‘cantaor’ y empresario hostelero Manuel Terrón, conocido popularmente como Manolo Manzanilla, se embarcó en un proyecto ambicioso dispuesto a comerse el mundo. Quiso aprovechar el hambre que había en la ciudad de Almería por convertirse en un referente turístico e intentó explotar esas posibilidades de futuro instalando un negocio novedoso en un lugar especial como era la orilla de la playa.



El sitio tenía todos los argumentos para convertirse en un referente de la hostelería y de la juerga nocturna: un edificio de nueva construcción que había levantado sus cimientos tan cerca del mar que había tenido que echar raíces sobre la misma arena de la playa. Era el edificio Playa, una obra del arquitecto Fernando Cassinello en los albores de la especulación urbanística que acabó con aquella Almería de estampa mediterránea que aún hoy recordamos.



Allí, en la misma arena, se levantaron seis plantas con un piso bajo coronado con una espléndida terraza que encandiló a Manolo Manzanilla y lo empujó a instalar su negocio. Pensó que aquella terraza podía convertirse en el centro de reunión de las fiestas veraniegas de los almerienses y de los turistas y que aquellos locales desde los que se rozaba con los dedos de la mano la orilla del mar eran los idóneos para que funcionara a toda vela un restaurante moderno y sobre todo, un local de ocio que ocupara el vacío que existía en Almería cuando se hablaba de juerga nocturna, donde aún se vivía de las viejas batallas del Berrinche y de la Venta Eritaña.



Manolo Manzanilla, que era conocido a nivel nacional por sus dotes artísticas y también por la famosa Venta que dirigía en las afueras de Madrid, llegó con la intención de conquistar los corazones y el paladar de los almerienses con un establecimiento heterodoxo en el que se pudiera disfrutar de un buen restaurante y de todo tipo de actuaciones musicales.



El domingo 14 de julio de 1963 abrió por primera vez sus puertas en un acto grandioso al que acudieron las autoridades principales, desde el Gobernador civil hasta el cura que bendijo los locales repartiendo su agua bendita.



Aquel primer verano la terraza del ‘Manolo Manzanilla’ fue uno de los grandes atractivos de la ciudad. Por allí pasaron todos los grandes, desde la orquesta de Cristo Sánchez de la Higuera hasta el maestro Richoli con su guitarra. Allí se organizaron bodas y banquetes, grandes actuaciones flamencas, concursos de pasodobles y exhibiciones de Twist, aquel baile que a comienzos de los sesenta volvía locos a los jóvenes mientras que los más conservadores se echaban las manos a la cabeza viendo aquellos movimientos corporales y se preguntaban: “¿Dónde vamos a llegar?”.



El ‘Manolo Manzanilla’ tuvo su tiempo, sus años en los que estuvo de moda, pero no llegó a  triunfar. En los años setenta, coincidiendo en el tiempo con los grandes cambios en la sociedad que vinieron con la Transición, aquel complejo en el corazón de la playa fue languideciendo a marchas forzadas. 



¿Que pasó? ¿Por qué el sueño de su promotor se desvaneció en apenas una década? Tal vez no le salieron las cuentas. El turismo con el que todos soñábamos pasó de puntillas y no llegó a instalarse todo el año en Almería, como si ocurrió en otras zonas del Mediterráneo. Quizá una ciudad pequeña y provinciana como Almería no tenía la fuerza suficiente para darle vida a aquel ambicioso negocio que necesitaba comer todos los días, no solo los fines de semana.


Por un motivo o por otro, el ‘Manolo Manzanilla’ fue perdiendo fuerza y en un intento de sobrevivir a la crisis trató de reinventarse bajo la batuta de una nueva dirección y con otra bandera. Siguiendo los pasos de otros locales como El Chapina y el Hoango, el ‘Manolo Manzanilla’ probó suerte en el mundo de la noche creándose una mala reputación en la sociedad almeriense. Un ambicioso proyecto que nació como restaurante y templo del flamenco acabó siendo un club de alterne.


Aquel local privilegiado, aquel tablao por el que pasaron los grandes artistas locales de su tiempo, tuvo un último intento de recuperarse cuando en 1993 instalaron allí un club de Jazz.


Temas relacionados

para ti

en destaque