Desde El Puche hasta el anfiteatro de Nimes: así es irse de Erasmus con 11 años

Viajar es uno de los sueños que persigue la gran mayoría de los jóvenes. Conocer otros países, su cultura, costumbres y visitar las ciudades más emblemáticas junto a los monumentos más reconocidos de cada una de ellas es una meta que alcanzan muchos de los chicos y chicas que cursan estudios universitarios y logran una plaza en el programa Erasmus, pero a otros, este privilegio les llega mucho antes. 

Este es el caso de Fatima Ezzahra Fouzi, Malak Fadli Annaoui, Nada Affani Jbaria, Antonio Montoya Amador, Rodaina Ouhadi Ouhadi, Mohamed Amine Fonnou Naji, Maroua Zyadi Jabiri, Khadija Dahbaoui Chahi, Dina Saifi Rifa y Wissal Sajil, 10 alumnos de entre 11 y 12 años del CEIP El Puche, quienes tuvieron la oportunidad de disfrutar de una experiencia única durante todo una semana en un centro francés situado en la ciudad de Montpellier. Así pues, desde el 11 al 18 de mayo, estos chicos y chicas almerienses compartieron clase con compañeros franceses en el École Louisville, centro con el que el colegio almeriense ha estado trabajando durante todo el año en diferentes proyectos asociados a Europa. 

Los profesores que les acompañaron, María del Mar López de Educación Física, Israel Villaseñor de Música y Carmen Barroso, profesora de apoyo, calificaron este viaje como "el de las primeras veces", y esta afirmación no comete ninguna falta a la verdad, ya que el brillo de los ojos de los niños que realizaron el Erasmus delataba la emoción propia de vivir algo por primera vez. "Era la primera vez que muchos de ellos se montaban en un avión, en un tren o hacían uso del metro, pero también la primera vez que vivían una experiencia así lejos de casa y sólo acompañados por sus profesores", cuentan los docentes. 

Visita

Pero a estos chicos y chicas parece no haberles importado mucho estar lejos de casa, y es que cuando se les preguntaba que es lo que más les había gustado del viaje enumeraban cada una de las cosas que habían hecho, desde ver la Sagrada Familia durante una breve parada en Barcelona, correr para no perder el tren que les llevara a Nimes para ver el anfiteatro romano con una audioguía, hasta ver pasar la antorcha olímpica y saltar en las colchonetas del Jumping Jack, actividad que sin duda fue la que más le gusto a Antonio Montoya, el primer y único niño de etnia gitana que ha se ha aventurado a vivir esta experiencia. 

Sin embargo, no todo fue turismo. Los niños y niñas también conocieron el sistema educativo francés el cual se les antojaba muy diferente al español y si algo destacaron tras sacar sus propias conclusiones tras el viaje, es que las instalaciones deportivas que poseen en los colegios galos "son mucho mejores que las que hay aquí". Además, tuvieron la oportunidad de compartir diferentes clases, a distintos turnos con los niños franceses de su edad con los que llegaron a comunicarse hasta en tres idiomas diferentes: francés, español y árabe. 

Aunque no fueron los únicos los que tuvieron que participar del sistema educativo francés, también los profesores tuvieron que realizar diversas tareas como por ejemplo, impartir una clase. De ello se encargó María del Mar López, profesora de Educación Física que dio una lección de su especialidad. Así como también Carmen Barroso, la profesora de apoyo, quien ejerció la modalidad de job shadowing, es decir, su trabajo se basaba en observar y valorar cualquier diferencia entre los sistemas. Además, Israel Villaseñor, el profesor de Música se aventuró a dar una clase de su asignatura pese a que la misma no existe en el país galo. 

"El sistema educativo francés contempla un número reducido de asignaturas troncales, las demás son optativas y dependen del saber y la creatividad del tutor de cada una de las clases. En primaria no se da educación física y el entorno es mi tradicionalista, está muy asimilado que al colegio se va a estudiar, y eso se pudo ver en el instituto de secundaria que visitamos. A nuestro parecer, en metodología, les ganamos por goleada porque aquí no paramos de innovar, y allí a pesar de tener más recursos, no los explotan", concluyen los profesores que acompañaron a los chicos y chicas del CEIP El Puche. 

Sobra decir que para los niños y niñas que disfrutaron del Erasmus toda esta experiencia fue un premio a su esfuerzo diario por mantener un buen nivel académico (lo que no quiere decir que solo fueron seleccionados los niños con las mejores notas), su buen comportamiento y cumplimiento con otros varios requisitos. Asimismo, para los docentes fue una experiencia formativa que ha ampliado su visión en cuanto al establecimiento de nuevos retos. 

Programa

A pesar de que realizar una movilidad con alumnos y alumnas de 11 y 12 años que se encuentran en la Educación Primaria ya de por sí es dificultoso, este programa Erasmus+ en el que se enmarca el proyecto 2023-1-ES01-KA121-SCH-000135801, por el que se ha podido realizar la movilidad de estos niños y niñas y coordinado por Ángel Sánchez, engloba otras muchas actividades. 

En total, durante los 15 meses que dura el programa, es el primer proyecto europeo del CEIP El Puche que incluye 5 actividades diferentes en las que participan 20 personas del centro. Además de los 10 alumnos que han realizado la movilidad junto a un profesor monitor y dos profesoras que han realizado otras actividades además de la de acompañamiento, otros cinco docentes realizarán actividades similares en Budapest, Atenas y Lisboa.

Asimismo, el colegio ha acogido a 2 docentes francesas de la Universidad de Montpellier que están desarrollando la formación de Magisterio. Las mismas han realizado su período de prácticas durante un tiempo de 2 meses. Es conveniente reseñar, que han trabajado directamente con los 10 alumnos que realizan la movilidad, impartiendo una hora extra todos los días (a nivel extracurricular) de Francés, como lengua extranjera.