Después de 15 años al frente del Centro Penitenciario de Almería - El Acebuche, Miguel Ángel de la Cruz se despide de su cargo para regresar a sus orígenes en Granada. Desde este lunes, asumirá la dirección del Centro Penitenciario de Albolote, dejando atrás una trayectoria marcada por importantes transformaciones.
Reconocido como uno de los directores más influyentes y queridos de El Acebuche, su gestión ha dejado una huella profunda entre internos, funcionarios y familiares de los reclusos, consolidándose como una figura clave en la historia y logros de la institución penitenciaria.
¿Cómo se encontró el Centro Penitenciario de Almería cuando asumió el cargo en 2009?
Yo procedía de un centro penitenciario totalmente distinto, desde un punto de vista arquitectónico y desde un punto de vista de estructura, pero los objetivos de uno y otro son los mismos, que es la reeducación y la reinserción.
Yo me encontré en la prisión de Almería con un centro bien dispuesto, con un centro donde, evidentemente, como sucede con todos los centros penitenciarios, pues son mejorables porque el sistema penitenciario español evoluciona al mismo tiempo que evoluciona la realidad social.
Cuando yo tomé posesión en el año 2009, me lo encontré en unas condiciones óptimas para continuar trabajando, avanzando e incorporando mejoras para el logro de nuestros objetivos constitucionales.
¿Cómo describiría la situación actual del centro?
Han sido 15 años de trabajo duro e intenso, pero no ha sido un trabajo exclusivamente del director. El director es una pieza más. El director de un centro penitenciario cuenta con un equipo directivo y cuenta con una plantilla de profesionales que, en este caso, es una plantilla magnífica.
Entonces, realmente nos ha resultado bastante fácil introducir todas aquellas mejoras que nosotros hemos considerado oportunas. Mejoras, en primer lugar, desde un punto de vista de la oferta tratamental a las personas reclusas, que es la más importante, eso es lo que justifica nuestro fin penitenciario. Hemos intentado potenciar los programas de tratamiento, la educación, la participación de las organizaciones no gubernamentales, la formación profesional, el trabajo, etc.
Digamos que todos los aspectos que están íntimamente vinculados con la reeducación. Y luego, para ello también, evidentemente, hemos reformado prácticamente en su totalidad toda la infraestructura del centro penitenciario. Hemos construido departamentos nuevos y procedido a reformar prácticamente la totalidad de la estructura del centro penitenciario.
¿Cuáles han sido los cambios más importantes que han llevado a cabo en este periodo?
Desde el punto de vista del tratamiento, que es lo que más me importa y creo que es nuestro papel más importante, hemos potenciado e incrementado la oferta tratamental a los reclusos. Hemos creado la unidad terapéutica educativa, que cumple 11 años, y yo creo que es uno de los hitos más importantes que hemos desarrollado en el centro penitenciario: la oferta terapéutica a todas aquellas personas que tienen un problema de drogadicción.
En el ámbito escolar, junto con el Centro de Educación Permanente CEPER-Retamar, también hemos impulsado todo el desarrollo académico, cultural y educativo.
Desde el punto de vista de las infraestructuras, hemos construido un Centro de Inserción Social (CIS) que da cobertura a todas aquellas personas que se encuentran en régimen de semi-libertad. También se han construido cuatro módulos nuevos, austeros pero modernos y muy funcionales, con espacios comunes abiertos que ofrecen una convivencia más digna. Por último, también se ha creado la Unidad de Custodia Hospitalaria en el Hospital Universitario de Torrecárdenas y un edificio nuevo para la celebración de las comunicaciones, que es tan importante para los reclusos y para los familiares. Les hemos dado unas instalaciones dignas, espaciosas y modernas, para favorecer las relaciones entre los internos y sus familiares y amigos.
En comparación al año 2009, ¿cómo ha influido la tecnología en la labor del Centro Penitenciario de Almería?
La legislación siempre queda, con el tiempo, obsoleta. La institución penitenciaria va quizás por delante, va al mismo ritmo que los avances tecnológicos. Ha incorporado avances tecnológicos en la oferta que se hace a las personas reclusas. Por ejemplo, las llamadas telefónicas se han incrementado desde las cinco llamadas que contemplaba el reglamento penitenciario hasta las 25 semanales, a través del sistema de control automatizado, que favorece y facilita la gestión de las llamadas telefónicas. Las videollamadas, la posibilidad de utilizar internet con motivos académicos y escolares, las videoconferencias con Juzgados y otras instituciones favorecen la comunicación y suponen un hito en la innovación tecnológica con la vida cotidiana.
¿Cómo ha sido la colaboración con el resto de instituciones y organismos durante estos últimos 15 años en Almería?
Almería me sorprendió muy gratamente. El centro penitenciario se ha considerado como un núcleo urbano más de la provincia de Almería. En ese sentido, todas las instituciones, empezando por la Subdelegación del Gobierno, el Ayuntamiento de Almería y la Diputación Provincial. Todas las instituciones nacionales, autonómicas y locales se han volcado en la colaboración con el centro penitenciario, entendiendo que las personas reclusas son ciudadanos más, como cualquier otro ciudadano libre.
El Centro Penitenciario de Almería ha encontrado una colaboración absoluta con el resto de instituciones, públicas o privadas.
¿Cuál ha sido el mayor desafío al que se ha enfrentado en este periodo?
La situación más compleja que hemos vivido fue la del COVID. Fue una situación que me sorprendió gratamente por la respuesta tanto de los profesionales penitenciarios como de las personas reclusas, así como de sus familiares. La respuesta fue absolutamente positiva porque comprendieron la gravedad de la situación y todas estas partes ofrecieron lo mejor de sí mismos para colaborar en un objetivo común, que era preservar la salud de las personas reclusas, de los funcionarios, de los profesionales penitenciarios y de los familiares. Todos entendieron la situación y pusieron lo mejor de sí mismos para hacer más llevadero ese tiempo y que lo pasáramos en las mejores condiciones posibles.
¿Cuáles cree que son los mayores desafíos que enfrenta el Centro Penitenciario de Almería en el futuro?
Los retos de cualquier centro penitenciario, desde mi punto de vista, siempre son los mismos: avanzar en el logro de la reeducación y la reinserción. Es decir, potenciar los programas de tratamiento, la acción social, la formación profesional, el trabajo, la educación, la cultura. Eso, desde mi punto de vista, son los retos. Los demás son medios para conseguir el logro de estos objetivos, tanto relativo a la prisión de Almería como lo que yo me voy a encontrar en el centro penitenciario de Albolote.
Mi perspectiva va a ser esa siempre: potenciar el tratamiento, que es lo que justifica nuestra labor; potenciar todas las actividades que, de alguna forma, lleven a conseguir la reeducación y la reinserción social, es decir, devolver a la persona reclusa a la sociedad en mejores condiciones que las que tenía cuando ingresó en prisión.
¿Qué recomendaciones daría a su sucesor para continuar mejorando el centro?
No necesita muchas recomendaciones porque es una persona con una experiencia muy consolidada. Le conozco bien porque hemos trabajado juntos muchos años. Pero, ya puestos a responder a la pregunta, pues que aproveche, como sé que lo va a hacer, el buen estado en que se encuentra la prisión, y también el potencial de los profesionales penitenciarios, del equipo directivo y del conjunto de los profesionales penitenciarios. Se va a encontrar con una plantilla de primera categoría y con una estructura de participación social y de voluntariado de primer orden.
¿Qué lecciones importantes ha aprendido durante tu tiempo como director?
En el ámbito penitenciario nunca se llega a aprender del todo. Cada día es distinto y cada día aprendemos cosas nuevas. Cada persona es un mundo y no podemos generalizar cuando hablamos de los internos y las internas. Cada persona tiene su singularidad y debe ser tratada así.
Todos tienen una riqueza interior que hay que explotar, es decir, que tienen una potencialidad de mejora, de aprendizaje, de recuperación social, que es lo que, desde mi punto de vista, hay que trabajar. Yo creo que todas las personas son susceptibles de desarrollo personal y de mejora social, y la institución penitenciaria lo que tiene que hacer es ayudarles a ser mejores personas y a vivir sin necesidad de delinquir.
¿Qué mensaje le gustaría enviar a los funcionarios, internos del centro penitenciario y a sus familiares?
Me voy de Almería sintiéndome muy orgulloso de la colaboración que he tenido con todos los profesionales del centro penitenciario. La gestión del centro penitenciario es muy compleja, supone gestionar la vida de personas a las que se nos ha encomendado, y para ello contamos con una serie de recursos humanos que son fundamentales. Quiero agradecer la amistad, la profesionalidad y la colaboración que he tenido siempre. Si se han conseguido cosas positivas ha sido necesariamente gracias a esa colaboración y es lo más importante, el factor humano, que es el que empuja a las instituciones.
Respecto a los familiares de las personas reclusas, me gustaría decirles que sigan apoyando a las personas reclusas, que son elementos fundamentales para ellos y porque son los que quizá más sufren la privación de libertad de sus seres queridos.
Y a las personas reclusas les diría que necesariamente la estancia en la prisión es temporal. Tarde o temprano se sale de la prisión. Es importante que comiencen de nuevo, que los errores que hayan cometido no los vuelvan a cometer y que aprovechen todas y cada una de las oportunidades de participación que les ofrece el centro penitenciario. Un centro penitenciario no es el lugar adecuado para una persona, pero cuando se tiene que estar circunstancial y temporalmente deben aprovechar el tiempo para salir en mejores condiciones que las que estaban cuando ingresaron en prisión. Y que retornen a la sociedad aquello que han recibido de ella y que retornen a su familia y amigos aquello que están recibiendo de ellos.
¿Hay algo más que le gustaría añadir?
Me voy de Almería con tristeza. Y me gustaría agradecer a mi familia que siempre ha apoyado esta distancia que he mantenido con ellos durante estos 15 años, y quiero agradecerles por la paciencia que han tenido conmigo y el apoyo que me han prestado en todo momento.
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