Apenas lleva unos meses al frente de la Cámara de Cuentas de Andalucía tras haber sido consejero y viceconsejero en la Junta. En el plano profesional Manuel Alejandro Cardenete es licenciado en Economía y Empresa en la Universidad de Sevilla, doctor en Economía por la Universidad de Huelva y catedrático de Economía.
Ha tenido dos días con agenda intensa en la provincia de Almería.
Sí. El primer día, aquí en la Diputación, tuve la oportunidad de transmitir información a representantes de más de 80 ayuntamientos, a alcaldes y secretarios, y, además, reunirme con el equipo de Gobierno de la institución. Todos estuvieron muy atentos. Me quedo con la ayuda que ofrece la Diputación para que todos los ayuntamientos rindan cuentas. Ahora mismo el porcentaje es del 50 por ciento en Andalucía. Es el peor indicador de España.
¿Y en Almería?
Hace dos años era del 58 por ciento y la última cifra es del 65 por ciento. Eso nos hace pensar que podríamos llegar al 70 por ciento, que es, además, el objetivo que tengo para Andalucía.
Tenemos entonces ayuntamientos cumplidores.
Sí. Almería es la segunda provincia que más cumple a nivel autonómico. Y viendo la implicación de ayuntamientos y la Diputación, habrá resultados más positivos. En comunidades donde se vincula la rendición de cuentas con la concesión de subvenciones, se llega al 80 por ciento. Mi objetivo, sin cambiar la norma, es llegar a ese 70 por ciento.
¿Y por qué no se aplica ese condicionante en Andalucía?
No queremos hacerlo todavía en esta comunidad y así se ha trasladado a los consejeros José Antonio Nieto y Carolina España. Ya hubo un intento en el anterior mandato.
¿Y cuál es su papel?
Tendemos la mano a las entidades locales. No somos ni la Intervención General ni la Agencia Tributaria. Lo que hace la rendición de cuentas es que haya una mejor salud e higiene democrática. Lo que quiero trasladar es que no somos los hombres de negro. Venimos a ayudar.
¿Cómo están las finanzas de los ayuntamientos de Almería?
En Almería no tenemos una situación dramática como existe en otras provincias, donde hay ayuntamientos en peligro de ser intervenidos. En el caso de Almería, hubo problemas en El Ejido, y su alcalde me ha trasladado que la situación ya está ordenada.
Un ayuntamiento que tenga mucha deuda pública es un buen o mal gestor.
La deuda está en función de tu capacidad de pago. Cuando un particular está en zona de riesgo, ninguna entidad le financia. A las administraciones les ocurre lo mismo. Sí se puede tener una deuda coyuntural, pero cuando se hace estructural termina haciéndose una bola. Por eso, rendir cuentas evita problemas de cara a futuro.
Por eso su labor de pedagogía por las provincias.
Hemos estado en Granada, Jaén y Almería y antes de navidades queremos desplazarnos a otra provincia. Queremos que nos vean con cercanía y ya tenemos interlocutores en los ayuntamientos.
Después de la crisis de los años 2008, 2009, … ¿controlan más el gasto los ayuntamientos?
Hubo que tirar de planes extraordinarios en esa crisis y también a consecuencia del Covid-19. Se hizo con la pandemia un esfuerzo a nivel nacional, autonómico y local para hacer frente a lo que se nos vino encima. Ahora deberían entrar de nuevo en una senda de racionalización y de limpiar deuda.
Lo que no se ven ahora en las entidades locales como ayuntamientos y diputaciones son grandes proyectos de infraestructuras.
Yo creo que eso ya pasó. En Andalucía se produjo hace ya algunos años, incluso antes de esa crisis, antes de 2009, la entrada de mucho dinero, sobre todo de fondos europeos.
Ahora las reglas de fondos europeos son mucho más estrictas. En el pasado permitían hacerse pabellones y auditorios, financiados con fondos europeos. Eso ya no se puede hacer. Los marcos comunitarios han ido cambiando los objetivos y ya básicamente los fondos se destinan a digitalización o sostenibilidad.
Hay ejemplos para dar y tomar.
Todo aquello tuvo su época. Desgraciadamente nos hemos encontrado, no en Andalucía, sino en España, auditorios vacíos y pabellones donde las piscinas no tienen ni agua. Eso ya pasó, afortunadamente. Lo que ahora hay encima de la mesa es una racionalización mayor de todo lo público.
¿Y pueden volver los problemas de corrupción como hubo en el pasado?
Lo digo con sinceridad. Creo que ya es muy difícil que eso vuelva a repetirse. Los controles que tenemos ya son muy importantes en la propia administración pública, a cualquiera de sus niveles, con las intervenciones generales y los gabinetes jurídicos. Ya es muy complicado. ¿Es imposible? Nunca es imposible, pero es muy difícil.
Hay una sensibilidad para que las cosas estén bien hechas. Y la prueba evidente es que llegaron prácticamente a la convocatoria que hicimos, con la ayuda de la Diputación, desde la Cámara de Cuentas, prácticamente al cien de los alcaldes, escuchando y diciendo que no, que esto hay que tomárselo en serio por el bien de nosotros, por el bien de ellos.
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