“Las vacas llegaron aquí antes que yo, que tengo 77 años y nací en el corazón de la Vega, en Almería, en la que proliferaban las vacas de este tipo por parte de los agricultores, ya que era el medio mecánico de los agricultores del pasado”, narra Francisco López, ‘Paco’, como nos pide cariñosamente que nos dirijamos a él. Ubicado a escasos minutos de la capital almeriense, en La Cañada, Paco cuida de un tesoro muy bien preciado, sus dos vacas murciano-levantinas: “En la provincia hay más, pero mis dos ejemplares son las únicas de raza pura murciana-levantina, denominada vaca de la Vega o Almanzoreña en la provincia de Almería. Antiguamente, en las Canteras del Mármol, los machos se iban directamente a la Cuenca del Almanzora. Cuando nacía un macho, ya tenía destino asignado, porque se utilizaban como herramientas de logística”.
La vaca Murciano-Levantina, una raza bovina autóctona de la región de Almería, Murcia y Alicante, destaca por su valor histórico y adaptabilidad. Hoy en día, esta raza se encuentra en peligro de extinción, y su conservación es fundamental para la biodiversidad y el patrimonio cultural. El Colegio Oficial de Veterinarios de Almería, junto a los Colegios de Murcia y Alicante y la Asociación AVAMUR, apoya las iniciativas para la conservación de esta raza autóctona de Almería, Murcia y Alicante.
Radiografía de una raza única
En la actualidad, la raza se encuentra en una situación crítica de amenaza de extinción, el censo es de unos 50 ejemplares y debido al bajo censo durante las últimas décadas en ocasiones no se ha mantenido en pureza, por lo que el grado de mestizaje es elevado según nos explica Ismael Ramal, veterinario y director técnico de la Asociación de Criadores de la Vaca Murciano-Levantina (AVAMUR): “Sin duda nos queda mucho trabajo por hacer antes de que la raza deje de estar amenazada, teniendo en cuenta además la fisiología reproductiva de la especie, que es muy lenta. A diferencia de otras especies que tienen partos múltiples, las vacas solamente tienen un ternero por parto (solo hay un 2% de partos gemelares) y además en razas poco precoces, como esta, el primer parto no tiene lugar hasta los 2 años y medio más o menos. Esto hace muy necesario recurrir a técnicas de biotecnología de la reproducción para acelerar el proceso reproductivo y poder obtener muchos más animales de los reproductores que nos interesen”, explica.
La raza no ha llegado a esta situación por casualidad, sino debido a diferentes desencadenantes, entre los que destacan principalmente uno: “Sin duda, el principal factor fue la aparición de la mecanización en la agricultura y transporte. Una vez aparecieron máquinas que podían realizar mucho más trabajo en menos tiempo (tractores y camiones) la raza perdió su principal función y debido a su nula selección para la producción de carne y leche, ligado a que no eran mantenidas por ganaderos, sino por agricultores y carreteros que ya no las necesitaban, hizo que su censo cayera drásticamente. En 1955 había unos 15.000”, asegura Ismael Ramal.
“Las principales amenazas son que no existe la necesidad de utilizarlas para labor y su poca especialización para la producción cárnica. En la actualidad, además de innecesario por la existencia de maquinaria ultraespecializada, la aptitud de trabajo suele estar mal vista por la sociedad, que lo asocia a maltrato animal, nada más lejos de la realidad. Estos animales han sido utilizados durante siglos con este fin y están totalmente acostumbrados al trabajo, manteniendo esta función, aunque sea de forma anecdótica, podemos mantener una cultura asociada al territorio y podemos enseñar a las generaciones futuras cómo se vivía y trabajaba en el pasado”, argumenta el director técnico de AVAMUR.
Valor cultural, histórico y ecológico
“La raza fue tan importante en la zona que podríamos decir que es una de las responsables de que podamos considerar el sureste peninsular como la huerta de Europa. La gente suele sorprenderse cuando les hablamos de una raza bovina de esta zona, debido al concepto de las vacas que tenemos hoy en día, animales de producción de leche o carne, criados en zonas húmedas con gran cantidad de pastos, características poco comunes por aquí. Sin embargo, la función principal de esta raza que se ha seleccionado y criado durante milenios era el trabajo, lo que más se aprovechaba era su fuerza motriz. Estos animales no eran mantenidos por ganaderos, sino por agricultores y carreteros, para utilizarlas en la labor de la tierra y en el transporte de mercancías respectivamente”, explica Ramal.
Además, añade y sitúa geográficamente a esta raza en el mapa del territorio español en general y, del almeriense en particular: “En el caso de la agricultura, eran utilizadas en las zonas de minifundios de regadío asociados a las vegas de los ríos Almanzora, Guadalentín y Segura, apareciendo en cada una de las zonas de distribución una de las antiguas variedades de la raza (Almanzoreña, Lorquina, Calasparreña o Serrana y Huertana o Murciana). Estas vacas, eran las mejores compañeras de los agricultores y decimos que ayudaron al desarrollo hortícola de su zona, porque eran alimentadas con los subproductos de la producción a un coste prácticamente nulo en muchos casos, producían terneros que eran vendidos generando un ingreso extra para sus propietarios y también producían estiércol de gran valor como abono para los cultivos. Por otro lado, en el ámbito del transporte se solían utilizar machos enteros o castrados, toros o bueyes y cabe destacar en la zona de Almería el transporte de mármol hacia regiones cercanas e incluso hacia la capital del país”, añade.
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