Los balazos permanecen todavía marcados en la fachada de la familia Santiago Garcés en Costacabana (Almería) como testimonio directo de la tragedia. En el asfalto de la calle Amazonas, a los pies de la casa, Bernardo Santiago de 58 años y su hijo José Santiago de 33 perdieron la vida tiroteados. Corría la madrugada del 27 de julio de 2012.
Dos años y medio después del doble crimen, los presuntos asesinos están en libertad y el juicio con jurado popular ni siquiera tiene fecha para su celebración. La situación provoca un enorme malestar entre la familia de las víctimas. “Nos sentimos engañados e indefensos ante la justicia”, afirman.
El Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería ha ordenado la excarcelación del principal acusado en los crímenes, hermano y tío de los fallecidos respectivamente. Según fuentes judiciales, Baldomero S. G. abandonó la tarde del pasado lunes el centro penitenciario El Acebuche, donde permanecía custodiado en calidad de preso preventivo a la espera del juicio.
La instructora decidió no prolongar la prisión provisional para Baldomero S. G. a pesar de la gravedad de los hechos imputados. La Fiscalía Provincial de Almería pide una condena de 41 años de cárcel por dos delitos de asesinato y un delito de tenencia ilícita de armas y le considera promotor de la agresión; mientras la acusación particular eleva la cifra a 42 años en sus calificaciones.
Acusaciones
Baldomero S. G. es el último de los presuntos implicados en salir de la cárcel. Antes lo hizo su hijo Francisco M. S. F., imputado también por el doble crimen como autor material de los disparos. Igualmente están en libertad otros dos hijos detenidos por la Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en las horas posteriores al tiroteo en el verano de 2012.
Según la tesis sostenida por la Fiscalía, el móvil de los crímenes es una disputa familiar por un negocio compartido por los hermanos Bernardo (víctima) y Baldomero (presunto asesino), un pub regentado por una hija del fallecido. Unas tres horas antes del tiroteo en la calle Amazonas, los acusados provocaron destrozos en el establecimiento y obligaron a la intervención de la Policía Nacional, según aparece en el procedimiento.
Las dos familias residían pared con pared en dos chalés adosados, junto al Paseo Marítimo de Costacabana. En torno a las tres de la madrugada del 27 de julio, según las diligencias policiales y los informes de la Fiscalía y la acusación particular, Baldomero S. G. y Francisco M. S. F. esperaron presuntamente a los fallecidos en la calle, armados con una pistola y un revólver. Padre e hijo fueron abatidos a tiros.
Bernardo Santiago tenía dos disparos en la cabeza y murió en el instante. No había apagado las luces del vehículo, con la puerta todavía abierta. La acusación particular afirma que “nos les dieron tiempo de reacción ni de defensa”. Es una de los grandes argumentos para sostener la calificación de los hechos como asesinato (más grave) en lugar de homicidio.
También el fiscal acoge esta tesis. Actuaron “de manera sorpresiva y sin dar posibilidad de defensa”, expone en su escrito. “Decidieron esperar a que los dos fallecidos llegaran a su domicilio, contiguo al suyo, con clara intención de dispararles y acabar con su vida”, añade.
Las detenciones
El suceso provocó un gran despliegue policial. La calle Amazonas de Costacabana amaneció acordonada por la Policía Nacional, mientras los agentes de Homicidios rastreaban los pasos de Baldomero S. G. y sus tres hijos, principales sospechosos de las muertes desde el principio de las pesquisas.
La cercanía de las dos casas, contiguas, acrecentaba la tensión de la tranquila calle Amazonas. El cordón de la Policía Nacional se retiró a las 10.30 horas tras una noche de arduo trabajo de la Policía Científica. Poco después la Comisaría Provincial de Almería anunciada las detenciones de Baldomero S. G., Francisco M. S. F., Nicolás S. F. y José S. F.
Según los análisis forenses, Bernardo Santiago tenía dos impactos de bala en la cabeza y otros dos en el cuerpo. Mientras, su hijo José Santiago presentaba dos disparos en la zona torácica realizados a corta distancia.
La Ley de Enjuiciamiento Criminal establece un plazo máximo de dos años de prisión provisional. No obstante, puede prorrogarse otros dos años para evitar la salida de reclusos inmersos en delitos graves. De este modo, el legislador intenta asegurar la presencia del acusado en el juicio. Los imputados en Costacabana no agotaron el plazo máximo.
“Estamos indignados y muy sorprendidos”
La familia de Bernardo Santiago y su hijo José ha recibido como un jarro de agua fría la puesta en libertad del presunto asesino. “Estamos indignados y muy sorprendidos por la decisión del juez, no es normal y no es justo que todos estén en la calle cuando se han producido dos asesinatos tan horribles”, afirma Carmen Santiago, hija y hermana de las víctimas. “Nos sentimos indefensos ante la justicia y engañados desde el primer momento”, añade su hermano Juan Manuel.
Las dos familias vivían en casas colindantes y los hermanos Bernardo y Baldomero S. G. compartían participaciones en varios negocios conjuntos (dedicados al sector de la construcción y a la vivienda fundamentalmente). Según reconoce Carmen Santiago, “mis primos eran como mis hermanos” y habíamos estado juntos “toda la vida”. Ahora la casa de los presuntos agresores se encuentra vacía.
La acusación particular ha mostrado su descontento por la puesta en libertad de los acusados, ya que entiende que se debería haber agotado el plazo legal de dos años de prórroga en la prisión provisional dada las circunstancias del doble crimen de Costacabana.
Mientras, la defensa solicitó en varias ocasiones la puesta en libertad al estimar que existía una indefensión de los imputados, encarcelados antes de la celebración del juicio, previsto en la Audiencia Provincial y con jurado popular.
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