La investigación oficial del denominado caso Rifá -el presunto fraude de 134 millones de euros a Hacienda y la presunta actividad de alzamiento de bienes de las empresas del conocido hotelero- apunta a que el empresario pudo ocultar propiedades por valor de decenas de millones de euros fuera de España, concretamente vía Portugal hacia el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas.
Informes de la Inspección de Hacienda que obran en el sumario que instruye el Juzgado número 3 de Almería cifran el valor neto de los bienes presuntamente alzados en cerca de cien millones de euros. El modus operandi que habría seguido era, resumidamente y según describe la Inspección de la Agencia Tributaria, el siguiente: el empresario hostelero habría constituido, con ayuda de bufetes de abogados y de testaferros, un entramado de numerosas sociedades en España, Portugal, Reino Unido e Islas Vírgenes, con frecuentes cambios en las mismas de propiedad, domicilio, denominación social, fusiones, administradores etc.
Patrimonio
El objetivo era presuntamente dejar todas las deudas en sus empresas conocidas, vaciarlas de patrimonio para que no se pudiera cobrar, y llevarse los bienes a otras sociedades ‘limpias’, controladas por testaferros. Al final de la madeja societaria estarían dos fideicomiso trust, una herramienta jurídica de protección patrimonial, constituidos en las Islas Vírgenes Británicas y con el propio Rifá y su familia como beneficiarios.
Participaciones sociales De esta manera, y siempre según describen los informes oficiales, la propiedad de las empresas más conocidas del hostelero catalán, como Hotel Almería y Predios del Sureste (las endeudadas), se fue trasladando a otra mercantil nueva, sin deudas, Diakonía Hostelera. Como pago de las fincas, Diakonía no entregaba dinero, sino participaciones sociales nuevas por el mismo importe de las fincas transmitidas, de manera que cambia la titularidad de los bienes pero el capital social permanece en las sociedades de origen (Gran Hotel y Predios).
El siguiente paso lo constituye la venta de las participaciones sociales emitidas por Diakonía Hotelera a la portuguesa Ghilsa, mediante escritura ante un notario de Roquetas en abril de 2010. Como administrador de Ghilsa figura otro personaje algo menos conocido de Almería, el asesor Israel Martínez, detenido el pasado noviembre junto al propietario de la desaparecida Obrascampo.
En la firma de la escritura de compraventa comparecen Miguel Rifá en nombre de Gran Hotel SL e Israel Martínez, en representación de Ghilsa, con lo cual esta última adquiere las participaciones de la sociedad a la que habían sido trasladados los bienes, Diakonía Hotelera. El pago declarado se establece mediante pagarés con fechas de vencimiento a diez, quince, veinte y veinticinco años más tarde. De esta manera, Ghilsa se convierte en propietaria de los bienes de las empresas de Rifá y de ahí, a través de sucesivas operaciones mercantiles, pasan a otras empresas portuguesas, del Reino Unido y de Islas Vírgenes.
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