Los bomberos irrumpieron en la barriada de Villablanca a las siete de la mañana del 1 de noviembre. Una columna de humo sobre un dúplex marcaba el punto exacto del incidente en un extremo de la calle Piscis. Un incendio. Un crimen. En el interior de la vivienda, casi completamente vacía de muebles y con apariencia deshabitada, el cuerpo de un varón ardía maniatado a una silla junto a la escalera del inmueble. Torturado. Asesinado. Quemado.
Cuatro meses después del crimen de Villablanca, el caso queda esclarecido y el grueso de los implicados duerme en el centro penitenciario de El Acebuche gracias a la labor de la Policía Nacional de Almería y la colaboración de varios juzgados de instrucción de la capital y El Ejido.
La víctima es un ciudadano dominicano de 37 años de edad identificado como F. P. y residente en Madrid. La principal tesis apunta a un ajuste de cuentas por tráfico de drogas y, en particular, por el destino de un alijo de cocaína de casi medio kilo y enorme pureza.
Como adelantó LA VOZ DE ALMERÍA el pasado 7 de noviembre, los agentes arrestaron a siete personas en las horas posteriores al suceso, además de un menor de edad, aunque la operación permanecía plenamente abierta y la nómina de implicados crecería con seguridad en las semanas siguientes.
Pues bien, la investigación ofreció resultados. La lista de detenidos por la muerte de F. P. asciende ahora a 12 personas. Los últimos arrestados ingresaron en el centro penitenciario a finales de febrero y estaban ocultos en la barriada de Los Almendros, centro neurálgico de la organización desmantelada por la Policía Nacional en el caso y vinculada al narcotráfico en la provincia.
El asunto está bajo secreto de sumario desde el momento del hallazgo del cadáver y la información sobre los implicados es escasa. No obstante, fuentes consultadas por LA VOZ DE ALMERÍA vinculan a los últimos dos detenidos con un asalto perpetrado el pasado verano en Cádiz, con un botín superior a los 150.000 euros.
Los sicarios
Los detenidos se reparten entre Almería y El Ejido. Entre ellos hay ciudadanos españoles (en su mayoría), latinoamericanos y un lituano. La víctima, F. P. de 37 años, habría intentado apoderarse de la cocaína de la banda durante un transporte y sufrió represalias.
R. R. y R. B. están acusados de asesinato como presuntos autores materiales del crimen. Entraron en prisión a principios de noviembre en la primera fase de la operación policial. Se les acusa de ser el brazo ejecutor de la banda, los encargados de capturar y retener al joven dominicano en el dúplex de la calle Piscis.
La vivienda elegida para el ajuste de cuentas está en una zona poco transitada, en un espacio residencial de expansión de la ciudad castigado por un conflicto derivado de la crisis económica: las okupaciones masivas. Las urbanizaciones de las inmediaciones quedaron a medio vender y desde el año 2008 medio centenar de inmuebles han sido allanados.
La casa de la calle Piscis era frecuentado por una pareja, aunque estaba vacío, como acreditan los testimonios de los bomberos. Según las primeras tesis, fue cedido como piso franco para retener a la víctima. La investigación desvincula el caso del fenómeno de las okupaciones y los relaciona con un plan diseñado por una organización criminal dedicada al narcotráfico. En la investigación han participado, al menos, el Juzgado de Instrucción número Cuatro de El Ejido y los Juzgados de Instrucción Tres y Cuatro de Almería.
Los vecinos de Villablanca vivían una situación de gran nerviosismo tras el crimen, convertido en la gota que colmaba el vaso de la paciencia de un barrio tensado por la difícil relación entre los residentes legales y las familias okupas.
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