Sin duda se trata de unos compañeros de viaje incómodos. La población de palomas se ha incrementado de forma notable en los últimos dos años en determinadas zonas de la capital.
Algunas barriadas como la de Cabo de Gata, playas como la de El Zapillo o entornos de gran valor patrimonial como la Catedral de Almería suelen recibir la visita de estas aves que, más allá de lo que puede suponer la incomidad de su presencia, causan importantes desperfectos en todo tipo de mobiliario.
Las quejas han llegado fundamentalmente desde la zona de Cabo de Gata. Desde la propia Asociación de vecinos de Las Sirenas, confirman esta situación que califican de “incómoda” y que afecta funda,entalmente a las comunidades de vecinos donde la acumluación de excrementos provocan desperfectos llegando a oxidar barandillas o dañar terrazas.
La Asociación vecinal entiende que esta situación “no es puntutal sino generalizada en la zona sobre todo teniendo en cuenta que hace dos años que no se reactivan los programas de control de la población de palomas”, por ello son partidarios de que pudieran efectuarse si no anualmente “en años alternos” evitando con ello el crecimiento exponencial de esta especie.
El área de Salud, Consumo y Servicios Urbanos del Ayuntamiento de la capital es el encargado de gestionar esta situación. Desde el mismo, su responsable, Carlos Sánchezconfirmó en declaraciones a LA VOZ que el problema radica en que “no ha habido partida para planes de captura estos entorno especialmente sensibles” pero ya se trabaja para ncorporar a los presupuestos del ejercicio de 2016 un capítulo específico. “ sería un contrato menor, alrededor de los 18.000 euros de presupuesto que se otorgaría a una empresa especializada en el sector y que opere en Almería”.
La última vez que el Consistorio ‘declaró la guerra a las palomas’ fue en el año 2013. En el mes de noviembre se puso en marcha durante dos meses un plan especial para la captura de estas aves que contó con un presupuesto de 3.000 euros. Por aquel entonces se actuó en zonas concretas como el anfiteatro de la Rambla Federico García Lorca, el entorno del Parque de Oliveros, el Cable Inglés, la Catedral, la avenida de Madrid, la calle España y el barrio de las 500 viviendas.
Para proceder a la captura de dichas aves se colocaron diferentes jaulas en terrazas y azoteas, provistas de un reclamo sonoro y un cebadero automático de grano. Existen otros métodos puestos en marcha en otras ciudad co el objetivo de controlar la presencia de palomas en sus calles. Junto a la captura los más habituales son el uso de aves rapaces (lo más habitual sonhalcones peregrinos) como elementos disuasorios capacues de ahuyentarlas.
Hay otros ejemplos más novedosos que empiezan a ponerse en práctica son los llamados ‘palomares ecológico’ que han llegado a disminuir la población de palomas entre un 20 ó 25% cada año.
Supone un plan de limpieza, alimentación y recogida selectiva de los huevos permitiendo que, como mínimo, puedan incubar y criar un 10% de sus polluelos.
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