La coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en Almería, Francisca Serrano, presentó ayer el Protocolo Específico ante la Ciberdelincuencia de Género, una iniciativa pionera en España impulsada por el IAM con el fin de ofrecer a su equipo de profesionales las herramientas y pautas necesarias para atender de manera adecuada a las víctimas que acuden a la red del IAM y que en algún momento del proceso de atención presentan síntomas de sufrir violencia de género a través de las TICs.
El documento es el primero de carácter institucional que se elabora en toda España en materia de ciberdelincuencia de género, un fenómeno muy reciente y creciente dado el carácter novedoso de las TICs y de las relaciones a través de las redes sociales.
Francisca Serrano explicó que el protocolo responde a “la necesidad de respuesta ante una nueva realidad detectada por el equipo de profesionales del IAM, que han observado que la violencia de género sufrida por las mujeres más jóvenes se manifiesta cada vez más a través de los canales de relación y comunicación utilizados por la juventud, como las redes sociales”.
Estas nuevas formas han generado riesgos específicos derivados de las propias características de las TICs, como la multiplicación de los efectos de la violencia por su capacidad de difusión, repetición y viralidad; el mayor anonimato del agresor; la posibilidad de que se dé una suma de maltratadores; la continuidad en el tiempo; la exhibición de la intimidad ante infinitas personas; la facilidad para el control permanente (geolocalizadores, control de estado online o conexiones, etc); o el riesgo de suplantar fácilmente la personalidad de la víctima.
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Ante ello, el protocolo define ciberdelincuencia de género como toda aquella violencia machista que se lleva a cabo a través de las TICs (revelación de secretos, injurias y calumnias, trato denigrante, difusión de imágenes, usurpación de identidad, grooming, amenazas o coacciones, sextorsión, etc), y establece las pautas a seguir para la detección y actuación ante cualquier señal de alarma.
El protocolo prevé que en cualquiera de las fases del proceso de atención a la víctima se pueda detectar la ciberdelincuencia de género. Para ello, en todos los formularios de atención (ya sea psicológica, jurídica o social) se recogen parámetros descriptivos para la recogida exacta de información sobre cualquier episodio de ciberdelincuencia de género. Los informes deberán utilizar la terminología propia de las TICs, para lo cual el protocolo proporciona un glosario de más de 200 palabras.
Según marca el documento, el área social del IAM valorará las redes sociales en las que intervienen la víctima y el agresor, para evaluar el posible impacto en la vida de la víctima, de menores a su cargo o de familiares. Por su parte, el área psicológica será la máxima responsable de la recogida completa del relato, ya que es en este ámbito en el que mejor se pueden detectar los ataques a través de las TICs, y donde se evalúan las consecuencias psicológicas.
Una vez recogida toda la información, se elaborará un diagnóstico y una planificación para la intervención en el ámbito de las TICs, donde se valorará la conveniencia de seguir pautas de seguridad informática y, en coordinación con el área jurídica, las medidas legales necesarias.
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