Familias acogedoras buscan mejorar el día a día de los menores tutelados

La generosidad de cientos de familias almerienses permiten a 138 menores, tutelados por la administración andaluza, vivir en un ambiente familiar sin pasar por un centro u otra institución. A día de hoy, muchos de estos menores viven con su familia extensa (abuelos, tíos o primos), pero otros muchos lo hacen en familias ajenas. Y son estas familias las que están estos días participando en Almería en el IV Encuentro Estatal de Familias Acogedoras de Cruz Roja Española.
En total, son 1.400 las familias que en España tienen acogidos a 1.800 niños en diferentes modalidades, explica Carlos Chana, responsable de Infancia en Dificultad Social de Cruz Roja Española, y que en Almería ha señalado cómo este tipo de encuentros buscan ser espacios de reflexión e intercambio de experiencias alrededor del acogimiento.

A través de talleres, mesas de trabajo y charlas, los protagonistas del acogimiento familiar subrayan todo aquello que van descubriendo en el día a día y ponen en relieve iniciativas dirigidas a mejorar la atención al menor y también a la familia.

Cruz Roja recoge la visión de los protagonistas del acogimiento y sirve de interlocutor ante las administraciones, apunta Chana, que explica cómo a lo largo de dos días, se está trabajando alrededor de cinco temas concretos que son la toma de decisiones en el día a día del niño acogido, el umbral de los 18 años, que es cuando finaliza la medida de protección del menor, el cuidado de las familias acogedoras, las llamadas “escenas temidas”, o la formación.

Hoy sábado se recogerán todas las iniciativas, señala Mari Carmen González, una de las responsable de acogimiento familiar de Cruz Roja en Almería.

Decisiones supervisadas
Las familias se enfrentan cada día a la toma de decisiones en las que no siempre pueden actuar con total libertad puesto que el menor acogido está tutelado por una administración y no siempre se pueden dar todos los pasos habituales en la educación del menor o su protección (sanitaria, por ejemplo) sin consultar. Igualmente, las familias han de calibrar el “impacto” del menor acogido en su núcleo familiar en el que, habitualmente, hay otros niños, biológicos o acogidos.
Y, fundamental, dice Chana, no descuidar los llamados “autocuidados” de las familias que ven este tipo de encuentros como foros en los que compartir experiencias, sentirse apoyados y respaldados en sus actuaciones.