Carlos Ayala es ceramista. Lleva diez años viniendo a la feria de alfarería de Almería. En Fondón la cerámica no se vende igual de bien, pero vivir en Benecid -con sus 30 habitantes- le sigue mereciendo la pena por el aire puro y las comidas vecinales en la plaza del pueblo.
“Me gusta mi trabajo porque disfruto mucho”, asegura. Aprendió el oficio en Italia, lugar de origen de su mujer. Ellos solos producen todo lo que puede verse en el puesto que ocupan en la Rambla, donde destacan los tubos de cerveza para congelador: “Es algo que siempre se ha vendido bien”. Quizá sea el método que emplean muchos almerienses para aplacar ese calor veraniego aderezado con altas dosis de humedad.
La cerámica que goza de mayor éxito es la utilitaria; especialmente las cucharas que sirven para depositar los utensilios mientras se guisa. Los productos estrella son los cuencos, las ensaladeras y los relojes de cocina. Los imanes se siguen comprando por inercia.
Historia
Francisco Robles pertenece a una familia en la que padres, hijos y nietos trabajan el barro desde hace generaciones. Uno de sus mayores orgullos es haber exhibido el botijo Indalo (abajo a la derecha) en ciudades como Múnich y Londres.
Empezó en el Paseo, con “un alemán, un italiano, un ruso y varios portugueses”. Tales inicios, aun a riesgo de asemejarse al principio de un chiste de bar, fraguaron un AlfarAlmería sin jaimas y con las piezas acomodadas en el suelo.
Junto a un antiguo y respetado torno que vio nacer “el botijo, el ánfora y la campana de barro más grandes de España”, una exposición de piezas centenarias (abajo a la derecha) -que los Robles guardan con sumo celo- rinde homenaje a las mujeres alfareras y precursoras de un tipo de artesanía cuya elaboración actual no distingue entre géneros.
Ha de ser cierto lo que Guiomar Ferreira enuncia: “En España hay una tradición cerámica”. Por eso viaja por todo el país con las creaciones que trae desde su taller en Santa Camba Dao (Portugal), entre las que sobresalen lámparas de coloridos motivos (en una de las imágenes de la izquierda).
Con una perspectiva más contemporánea realiza sus serigrafías y grabados el almeriense Antonio Flores. Entre otros diseños muy diversos se encuentran las vajillas ilustradas para restaurantes (en fotografía, a la derecha). Compagina la producción con las exhibiciones y la docencia.
Para él lo importante es seguir avanzando. “Quiero hacer cosas nuevas, con materiales diferentes”, afirma. Su página web y sus perfiles en Facebook e Instagram lo demuestran. ‘Renovarse o morir’ es su lema. Representa el futuro en esta imposible moneda de cuatro caras en la que Robles simboliza la tradición, Ferreira se halla a medio camino entre ambos y Ayala descansa en un limbo intemporal.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/165/especial-feria-2017/136675/en-espana-hay-tradicion-ceramica