El Gobierno está preocupado al haber detectado un aumento de
los asesinatos de menores de edad a manos de las parejas o exparejas de sus
madres, al tiempo que avisa de que se está produciendo un "fenómeno de
sofisticación" de la violencia de género contra las mujeres.
En lo que va de 2018 hay tres asesinatos de menores en casos de violencia
machista contra sus madres confirmado. Uno de ellos en Almería, y los
otros dos se produjeron ese martes en Castellón, donde un hombre de 48 años
mató a sus dos hijas, de dos y seis años. Además, la muerte de otros dos
menores en La Orotava (Tenerife) está siendo investigado.
"Este año hay más menores que el pasado", ha manifestado en
declaraciones a Europa Press la delegada del Gobierno para la Violencia de
Género, Pilar Llop, que ha tachado el dato de "escalofriante". Desde
que existen estadísticas sobre menores, en el año 2013, los niños asesinados
por violencia de género ascienden a 27, según las cifras del Ministerio de
Igualdad.
"Lo que se está produciendo es un fenómeno de sofisticación de la
violencia de género contra las mujeres. Esta violencia vicarial en realidad lo
que intenta es hacer daño a las madres a través de lo que ellas más quieren:
sus hijos", ha apostillado Llop.
Enorme preocupación
Según ha explicado, esta es una nueva forma de comisión de los delitos de
violencia machista, sin ser un nuevo tipo de violencia por que, al fin y al
cabo, es violencia de género. "Tenemos enorme preocupación por estos datos
y por los que se quedan huérfanos", ha declarado.
En este sentido, ha reivindicado la medida adoptada por el Gobierno el pasado 3
de agosto en un Real Decreto-Ley que incluye una modificación en el artículo
156 del Código Civil para que la atención y asistencia psicológica quede fuera
del catálogo de actos que requieren una decisión común en el ejercicio de la
patria potestad. Esto sucederá cuando cualquiera de los progenitores esté
incurso en un proceso penal por atentar contra la vida, la integridad física,
la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del otro
progenitor o de los hijos e hijas de ambos.
De este modo, tras la reforma, los hijos e hijas menores de mujeres víctimas de
violencia machista no necesitarán contar con la autorización del padre
maltratador para recibir atención psicológica, algo que sí era necesario hasta
el momento.
"Si es niño es intervenido, a lo mejor se puede detectar algún
riesgo", ha argumentado Llop, que también ve necesaria una mejora de la
formación en la detección de la violencia de género en el personal que atiende
a las víctimas, al tiempo que recuerda que hay una proposición de ley para
mejorar la formación de los operadores jurídicos.
Asimismo, ha incidido en que ya se ha aprobado un anteproyecto de Ley de
Protección Integral frente a la Violencia contra la Infancia en el que "se
transversalizan" medidas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género
aprobado hace un año en el Congreso. Concretamente se ha referido a las
relativas al régimen de visitas en caso de que haya una orden de protección o
medidas cautelares, cuya suspensión ha sido reclamada desde varios sectores
sociales.
"Puede ir e aumento"
Por su parte, el médico forense y exdelegado del Gobierno para la Violencia de
Género, Miguel Lorente, sostiene que los asesinatos de menores por violencia de
género "puede ir en aumento". "El agresor busca dominar y
controlar a la víctima y el objetivo principal es el daño, y comprobando que
pegándole no lo consigue del todo, pues puede integrar en esa violencia a
personas cercanas, familiares, o los hijos e hijas", ha afirmado.
Según el experto, este tipo de violencia contra los menores es "violencia
extendida" y ya se denominó así en los años 90. "La diferencia
fundamental es que ahora matan a los hijos y dejan viva a la mujer", ha
señalado, marcando el caso de José Bretón como "la normalización" de
esta "conducta criminal". En cualquier caso, ha avisado de que hay "advertencias" por parte de
los maltratadores, que suelen avisar de que quieren hacer a la mujer "el
máximo daño". "La violencia es un proceso, ningún agresor debuta
matando", ha incidido.
Lorente ha rechazado la "normalización elevada" de este tipo de
violencia, recordando que el 44% de la mujeres dicen que no denuncian porque
ven normal la violencia que padecen, según una estadística de 2015. "Si
una mujer denuncia hay que hacerle mucho caso, no dudar nunca", sostiene.
Ante este escenario, ha abogado por incentivar la detección del riesgo, y
especialmente incluir nuevos indicadores que evalúen el que sufren los menores.
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