Jueves Santo de cuatro procesiones en las calles de Almería que transcurrió con orden pese a algún momento puntual en el entorno de la Catedral. El refrán afirma que ‘cada una en su casa y Dios en la de todos’. Pues así sucedió ayer.
Rosario del Mar procesionó desde las cinco y media por la zona del Hospital, aunque sale ahora de la Virgen del Mar; Encuentro, desde la siete menos cuarto por Ciudad Jardín; Angustias, salió las 7 de Compañía de María pero se fue pronto hacia la Almedina; y Silencio partió a las 9 de San Agustín para internarse por calle Tiendas. Todas, eso sí, subieron Carrera Oficial bien sincronizadas.
Fue la última en salir. La Real, Ilustre y Franciscana Cofradía del Santísimo Cristo de la Redención en su Sagrado Descendimiento y María Santísima del Consuelo, popularmente conocida como Silencio, salió del templo de San Agustín -muchos años llamado Los Franciscanos- cuando ya era noche cerrada en Almería. A pesar de la variada oferta de procesiones y de que en torno a esa hora se producía el multitudinario Encuentro entre el Nazareno y la Amargura, centenares de fieles del Descendimiento y la Virgen del Consuelo, en respetuoso silencio, esperaban la salida de sus titulares.
La salida
Desgraciadamente, el tiempo había cambiado y el siempre incómodo viento hacía acto de presencia, molestando a los 140 nazarenos, vestidos con túnica y antifaz blanco con escapulario y cíngulo negro. También incomodaba a las seis mantillas que iban de camareras de la Virgen del Consuelo.
El acompañamiento musical, el de los últimos años: la capilla musical Sacra Redemptio hacía oír sus sones y sus voces con el paso de misterio mientras que la banda de música La Mezquita de Alboloduy acompañaba al paso de palio. Flanqueando la Cruz Guía venían las filas que formaban los 140 penitentes, las insignias corporativas y el esperado paso del Descendimiento, quizá el más majestuoso de la Semana Santa de Almería. Alejando Suárez y Antonio J. Gálvez dirigían con su habitual maestría los 40 costaleros que calza el paso.
La noche continuaba ventosa e incómoda para los componentes de la procesión, entre ellos, media docena de camareras de la Virgen engalanadas con la tradicional mantilla española cuando llega el momento más esperado de la noche: la salida de la Virgen.
El paso de Palio
Majestuosa bajo su original palio, la Virgen aparecía sobre el paso bella mente ornamentado a base de rosas y otras flores, todas con el habitual cromatismo blanco o de tonos pálidos propios de un paso de palio.
Treinta costaleros la portaban sobre sus hombros, comandados por dos históricos del costal almeriense: Manuel Vicente Barranco y Miguel Ángel Plaza. Ocupaban la fila presidencial el consiliario, José Juan Alarcón, y el hermano mayor, José Luis García Herrero.
Novedades
El broche que lucía la Virgen del Consuelo fue donado por Estudiantes en reciprocidad al que Silencio le entregó a la Esperanza. La restauración de dos imágenes y de faroles y guardabrisas suponían las novedades.
La procesión ganó el Casco Histórico por la calle Tiendas para pasar ante la Catedral y en torno a la medianoche, pidió la venia para entrar en Carrera Oficial.
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