La asociación de organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal) han señalado este jueves en su balance de campaña que las exportaciones de tomate de Marruecos a la Unión Europea han superado por primera a las que se realizan desde la provincia, que ha vendido en el exterior 417.826 toneladas de este producto frente a las 486.878 toneladas exportadas por el país alauita.
"El tomate está dejando de ser competitivo", ha advertido el gerente de Coexphal, Luis Miguel Fernández, quien en rueda de prensa ha dado cuenta de la bajada en un ocho por ciento de la producción de tomate en la provincia toda vez que su precio ha caído un nueve por ciento y su facturación un 16 por ciento mientras que los costes han aumentado en un dos por ciento.
Aún así, ha indicado en base a los datos de la organización que Almería "es la única zona de España donde todavía ha incrementado en estos diez últimos años la exportación a la UE un cuatro por ciento", si bien en el mismo periodo las exportaciones de tomate de Marruecos ha subido "un 66 por ciento".
De la misma manera, las importaciones de tomate marroquí hacia Almería se sitúan en cerca de las 80.000 toneladas en esta campaña, una cifra muy superior a la que se registró en la campaña 2013/14, cuando apenas se rozaban las 18.000 toneladas. "Nos tenemos poner las pilas, tomar medidas e intentar ser más competitivos ante el incremento de oferta de tomate marroquí en España", ha indicado al respecto.
Con datos provisionales, la exportación de tomate a la UE en la última campaña ha caído en un 12 por ciento en la provincia, mientras que en el conjunto del país la caída ha sido de un cinco por ciento. Por su parte, Marruecos ha aumentado sus exportaciones en un ocho por ciento con respecto a la campaña pasada, con Francia, Rusia y Reino Unido como principales mercados.
"Después del veto ruso Marruecos se quedó con nuestro mercado de exportación y tenemos cierta inquietud con el mercado británico", ha observado Fernández, quien ha incidido en los acuerdos bilaterales que existen entre el mercado británico y marroquí. "Tenemos que ser más eficientes y tenemos que ser más competitivos para que el mayor número de agricultores pueda seguir exportando de manera rentable".
SMI y aranceles
Sobre los motivos que han dado lugar a este escenario, desde Coexphal han indicado que el cultivo del tomate precisa "mucha mano de obra", lo que ha encarecido los costes después de que se haya incrementado el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), sobre todo si se cultivan determinadas especialidades de este fruto.
"Si para una hectárea de pimiento necesitas a una persona, para una de tomate necesitas cuatro personas", han apuntado antes de señalar que este es uno de los motivos que han hecho bajar la rentabilidad de algunas explotaciones que han desplazados sus cultivos hacia la berenjena, el calabacín o el pimiento, ya que además el tomate es cada vez más cultivado en otro países, por lo que la competencia se ha incrementado en el exterior.
Asimismo, han echado en falta la protección del producto autóctono dentro de la UE para poder así mantener la competitividad dentro de determinados estándares de calidad. "No hay protección del producto europeo", han opinado al entender que los cupos de países terceros "no existen prácticamente" ante el pago de los aranceles.
"Marruecos está exportando en las mismas condiciones que un país europeo con menos costes", han asegurado desde Coexphal, donde creen que la clave para competir en el mercado está en tener una mayor productividad, con más calidad y más garantías alimentarias. En la misma línea, confían en que la promoción de productos prevista 2020/2021, que ha tenido un efecto positivo en los cultivos de primavera, contribuya a mejorar las cifras en la próxima campaña.
"Incertidumbre" ante el Covid-19
De otro lado, la organización de productores ha dado cuenta de una campaña "atípica" que se inició con protestas del sector por los bajos precios y que se ha seguido con la afección del covid-19, sentido en el que la pandemia produce "incertidumbre" sobre el desarrollo de la próxima temporada ante la eliminación de medidas restrictivas a la movilidad.
Así, cree que la comercialización ha respondido "de forma ágil al reto de suministrar hortalizas a toda Europa en un contexto de gran incertidumbre" este año, de modo que incluso el sector pudo incrementar sus ventas en algunos productos como el calabacín o la berenjena en los meses de máxima afección.
En términos generales, los resultados medios difieren poco de los obtenidos un año antes: la producción comercializada cae un dos por ciento y los precios aumentan en ese mismo porcentaje, por lo que los ingresos se han mantenido "estables".
"El margen corriente muestra una reducción idéntica a la subida del coste", han apreciado desde la entidad empresarial, donde creen que esta campaña "puede considerarse de transición hacia un periodo de fuertes incógnitas que empezarán a vislumbrase a finales del año". Pese ha todo, han llamado la atención sobre el deterioro de la imagen del sector, que cae un 15 por ciento.
El pimiento, al alza
El pimiento continúa su tendencia de crecimiento, que dura más de diez años. De hecho, su producción aumenta un 16 por ciento en relación con las últimas cinco campañas, y un siete por ciento respecto a la última, asumiendo parte del descenso en el cultivo del tomate. El precio muestra un ascenso del dos por ciento en este ciclo. Como resultado los ingresos crecen un nueve por ciento, un porcentaje similar al margen. Es destacable que, en esta campaña, la comercialización de pimiento ha sobrepasado a la de tomate.
Los precios de pepino, tomando como referencia la campaña anterior, aumentaron un seis por ciento; principalmente por las buenas cotizaciones de diciembre, la fuerte subida del mes de enero y la estabilidad general de la primavera, a excepción de abril, donde se produjeron desajustes en plena pandemia. El volumen comercializado mantiene su tendencia creciente, con un incremento del dos por ciento. También se aprecia una variación positiva del ocho por ciento de los ingresos.
La producción comercializada de berenjena se ha incrementado notablemente esta campaña: un 11 por ciento. En ello ha influido en que los precios y los ingresos hayan caído, respectivamente, un 19 por ciento y 11 por ciento. En contraposición, este producto, ha sido de los pocos que ha aumentado producción y precios en los meses de pandemia.
El resultado del calabacín se está viendo condicionado, estos últimos años, por el crecimiento tan fuerte de la producción, que parece estar afectando al equilibrio de precios, sobre todo al comienzo de campaña. En términos generales, en este ciclo, la comercialización crece un 12 por ciento y los precios caen un 9 por ciento. Como resultado los ingresos y el margen se reducen, un uno por ciento y 20 por ciento respectivamente.
La comercialización de sandía muestra una caída del 16 por ciento. Hay que recordar que el año pasado creció un 12 por ciento. Esta menor oferta ha repercutido en los precios, que suben un 40 por ciento. A pesar de haber sufrido un "fuerte contraste" en su ciclo, el resultado ha sido positivo: un aumento casi del 20 por ciento de los ingresos y un margen que duplica al de la campaña anterior.
El melón ha tenido un comportamiento similar a la sandía. La producción comercializada, tras una campaña pasada donde se incrementó de forma importante, cae un 13 por ciento. Sin embargo, el precio de venta aumenta más del 40 por ciento, los ingresos medios muestran un aumento del 22 por ciento, con un margen que casi dobla al existente un año antes.
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