Los fondos de inversión dedicados a la compra de activos en el sector agrícola, los llamados ‘agrofondos’ han colocado a la provincia de Almería y, en concreto, en su sector hortofrutícola, en su punto de mira. Por ello el interés de los grandes inversores está creciendo de una forma acelerada en el sector.
Los datos que manejan el Ministerio de Agricultura o los agentes de la propiedad inmobiliaria indican que en poco más de un año la demanda de fincas en cultivo existentes en la provincia se ha incrementado en un 28,6 por ciento, según el portal especializado tanto en la venta como en el arrendamiento de fincas, Cocampo, que se ocupa de ‘casar’ a los propietarios con los compradores interesados.
Se buscan fincas
Hasta ahora se han producido en la provincia varias operaciones de compra de participaciones importantes en algunas de las mayores empresas comercializadoras, casos de Agroponiente o Agrupapulpí, mientras que proliferan los contactos con otros grupos.
Sin embargo varios de esos nuevos propietarios se han dado cuenta de que sin disponer de un volumen suficiente de producción para garantizar la viabilidad de los negocios de compra y venta de hortalizas se puede ver comprometida; de ahí que ahora estén fijando sus ojos en las explotaciones existentes, más que en la adquisición de fincas sin cultivar en las que sería precisa una inversión mucho más importante.
Las fórmulas
Los nuevos gestores del campo almeriense, esos fondos de inversión que se nutren en unos casos de capital español y en otros de capitales internacionales, están en el proceso de consolidar un volumen de producción suficiente como para mantener el volumen de negocio de las comercializadoras en las que se han introducido.
El gerente de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal), Luis Miguel Fernández, afirma que comprar empresas sin disponer de una garantía de suministro de producto sería “una mala decisión”, entre otras cosas porque los inversores no conocen a fondo el negocio del sector hortofrutícola, ni la estructura productiva que funciona en la provincia.
Para solventarlo hay algunas vías en las que algunos de esos fondos se están moviendo. En unos casos esos mismos fondos están promoviendo la compra de invernaderos que ya están en producción para sumarlos a su listado de proveedores.
En otros, como el de Agrupapulpí, la fórmula elegida es la del arrendamiento de tierras de los agricultores que tradicionalmente han abastecido a la empresa del levante almeriense.
Arrendamiento
Fuentes del sector señalan que el arrendamiento de esas tierras se realiza mediante contratos con una duración de 25 años y el objetivo sería el de ‘fidelizar’ de esta forma a los propietarios de las más de 2.300 hectáreas que conforman el grupo de suministro de hortalizas, fundamentalmente lechuga iceberg y sandía, que son el grueso de la producción y de la comercialización del grupo agrario pulpileño.
Es la forma en la que el fondo de inversión que se hizo con la mayoría de las acciones de Agrupapulpí, Magnum Industrial Capital Partners, quiere mantener los vínculos de la empresa con sus raíces. En este caso, los nuevos propietarios han apostado por mantener prácticamente intacta la estructura de la empresa, contando para ello con los gestores que la han llevado a un crecimiento sostenido.
Para el director de Negocio Agroalimentario de Cajamar, Roberto García Torrente, esa podría ser una fórmula adecuada para mantener el negocio de las empresas “porque mediante el arrendamiento se garantiza el mantenimiento de los productores, que son los que conocen el modelo productivo y pueden seguir asegurando el suministro”.
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