Estar situado en ‘el sur del sur’ de Europa tiene sus ventajas y Almería las está aprovechando a estas alturas de la campaña hortofrutícola. Ha tardado en llegar, pero el frío está ya adueñándose de la mayor parte de los países europeos y con él, cambian las condiciones para el desarrollo de los cultivos.
El caso más destacado, por ser el primer competidor de las hortalizas almerienses, es el de Holanda -o Países Bajos como también se denomina- por su alta dependencia del gas natural. La guerra de Ucrania ha hecho de las suyas y ese combustible es el que utilizan para aportar calefacción a sus invernaderos.
No es sólo la subida del precio del gas, porque además gobiernos como el holandés, el belga o el francés están aplicando restricciones al consumo para evitar el desabastecimiento en otros usos, entre ellos el doméstico.
Así que llegado el mes de noviembre la producción en los invernaderos del continente se está frenando en seco en todos esos países, mientras que en Almería se alcanzan en estas fechas, ya prenavideñas, los máximos de producción de la campaña.
La consecuencia más evidente es que los precios medios de la mayor parte de las hortalizas se han situado en niveles de rentabilidad que no se registraban desde hace treinta años.
Cotizaciones
A finales del pasado mes de octubre productos como los calabacines o los pimientos verdes habían aumentado sus precios un 154 y un 60 por ciento, respectivamente. Buenos precios también para los pepinos y los tomates, netamente superiores a los de la campaña pasada.
Así lo explica el secretario provincial de Coag, y responsable del área de Frutas y Hortalizas a nivel estatal, Andrés Góngora, que señala que los invernaderos de Centroeuropa empiezan a meter calefacción en noviembre y este año, con los precios del gas, están limitados “y sabemos que han reducido su producción”.
Ese descenso de actividad se traslada ya a las pizarras de precios de la provincia; a fecha 23 de noviembre la diferencia con ese mismo día del año pasado se comprueba que la berenjena ha pasado de 0,80 a 1,37 euros el kilo; la judía de 2,60 a 3,12 euros; el pepino de 0,90 a 1,10; el pimiento corto verde de 0,75 a 1.10 y el tomate ramo de 0,48 a 0,65.
En alza Las perspectivas para la actual campaña son optimistas a la vista de la situación. Tanto Góngora como Francisca Iglesias, secretaria provincial de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), dan por hecho que ese descenso de producción en Europa ser va a mantener en los próximos meses por la caída de la rentabilidad de aquellos productores.
Las organizaciones agrarias lo tienen claro: “vamos a vender más y mejor que en años anteriores; este invierno nuestra campaña será buena”. Como siempre, hay ‘peros’, que vienen por el lado de los costes que, en el caso de Almería han subido mucho y la subida de cotizaciones pone sordina a los beneficios finales.
Demanda
El descenso en las producciones en la mayor parte de regiones productoras europeas ha hecho que las grandes cadenas de distribución, como Lidl, Aldi, Carrefour o Edeka, vuelvan sus ojos a zonas menos afectadas por esa situación, como es el caso de Almería, que no quieren que sus establecimientos queden desabastecidos.
En muchos casos los productores locales, en especial los holandeses, son al mismo tiempo comercializadores que, ante el recorte en sus producciones,”quieren comprar aquí porque tienen compromisos con sus clientes”. Algo que no es nuevo, porque siempre firmaron contratos con productores o empresas comercializadoras de Almería o Murcia, pero que este mes de noviembre se ha intensificado con la llegada de la Navidad.
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