rancisco Abad, gerente de la comercializadora hortícola nijareña Dafran y Darzoves ha firmado el contrato de su vida, si le sale bien. Esta empresa productora de tomate con sede en San Isidro ha llegado a acuerdo con Mercadona para abastecer a la cadena durante 13 meses prorrogables con una cantidad de 140.000 kilos semanales.
Se trata de uno de los primeros contratos que firma la cadena directamente con un proveedor de la provincia, tras implantar su nuevo modelo de compra directa y en fresco. Hasta hace poco su modelo era el de los interproveedores preferentes, en el caso del tomate, la campaña de origen canario, Bonnysa, con la que ha roto relaciones comerciales.
Abad tiene que poner calidad y estabilidad de suministro y la cadena de Juan Roig le garantiza seguridad y regularidad a precio pactado. “No es para hacerse rico, pero nos permite vivir al margen de pizarras y de fluctuaciones de cotizaciones en destino”- explica Abad.
A pie de finca, tocado con sombrero de paja, tiene ya las cajas preparadas cada día cuando llega el camión de Mercadona que distribuirá el tomate almeriense por las tres plataformas del Sureste hasta Alicante. Se trata de tres variedades: canario, cherry y ensalada las que demanda Mercadona para sus exitosos súper.
Del campo al lineal Dafran y Darzoves cuenta para abastecer a Mercadona con 42 hectáreas propias en producción durante todo el año en las tierras colaradas del Levante almeriense. Se recoge en fresco este tomate y al día siguiente ya está a la venta en los líneales de los establecimientos. Si no llega, el proveedor de Mercadona completa con compras de hortalizas a otros agricultores.
Abad admite que siempre ha ido por libre, con contratos directos con supermercados europeos a precios pactados. “En abril hemos terminado con varias cadenas europeas, ya que ahora empiezan con producción propia”, indica. Este empresario agrícola lleva en este negocio desde 1980 y hasta que ha firmado con Mercadona, el 95% de sus clientes eran extranjeros y solo producía de octubre a mayo.
Su tomate empezó en pruebas en Zaragoza y el objetivo es que se vaya extendiendo a toda España. Ahora puede mantener las instalaciones funcionando en los meses de verano, lo que le permitirá aumentar un 50% su facturación y emplear al doble de personas hasta 250 trabajadores. Abrir los 12 meses le permite bajar los costes fijos del negocio.
Se permite también un ahorro extra: los tomates que van a los supermercados de mercadona no requieren manipulación. Según se arranca de la mata en el invernadero, se deposita en unas cajas de plásticos que van del campo directamente a los expositores de los establecimientos: de la tierra al mostrador.
De los 400 millones de kilos de tomate que consumen los españoles, el 20% se vende en Mercadona y sale de las tierras de un almeriense de Níjar que se llama Paco Abad.
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