El campo inicia otra revolución y se apunta a un futuro ecológico

La penúltima revolución de la agricultura almeriense ya está en marcha. El campo, que ha sido capaz de ir evolucionando a medida que los consumidores han ido modificando su nivel de exigencia, se apunta ahora de forma masiva a la moda de la producción ecológica.

Lo que hasta hace poco era un segmento minoritario tiene todos los visos de convertirse en una fórmula extensiva al conjunto de la producción provincial, especializada en atender las demandas de los mercados, y de hacerlo además con altas dosis de agilidad.

Maquinaria
Para hacer posible ese cambio la Junta de Andalucía ha decidido coger el toro por los cuernos y esta misma semana un equipo de técnicos de la Dirección General de Agricultura Ecológica estará varios días en la provincia para buscar información y para dar a conocer las pautas que se seguirán en ese camino hacia lo ecológico.

Si ayer las reuniones se centraron en los aspectos científicos y en los técnicos encargados de liderar ese proceso, hoy mantendrán reuniones con las organizaciones agrarias o con los representantes de la industria auxiliar agraria. En la agenda de los representantes de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural están también la Universidad de Almería, la Fundación Tecnova, las empresas certificadoras, los grandes grupos de comercialización y los propios agricultores.

Implicación 
La idea es que el cambio que se avecina se haga en connivencia con la totalidad de los operadores de la agricultura intensiva almeriense, desde el agricultor de a pie hasta los investigadores públicos y privados y naturalmente las empresas y colectivos de la comercialización.

Se considera que para abordar un proyecto de esta envergadura es necesaria una unidad de acción como nunca antes se ha producido en el sector hortofrutícola. La producción ecológica inicia así un camino que puede significar el gran salto en la diferenciación de los productos almerienses con respecto a los de otros orígenes.

A demanda 
El origen del actual terremoto en la producción hay que establecerlo en el fuerte incremento en la demanda de productos ecológicos que están experimentando los mercados europeos, fundamentalmente. En los últimos meses de la pasada campaña se produjo un aumento notable en la demanda de hortaliza ecológica, y eso ha disparado el interés de los grupos comercializadores.

Desde la principal certificadora almeriense, Agrocolor, se asegura que ese aumento de la demanda es tan espectacular que no existe en la actualidad capacidad de producción suficiente para poder atenderla con unas óptimas condiciones en cuanto a garantías de calidad, y eso ha disparado a su vez la demanda de reconversiones.

Alta exigencia 
El problema radica en que los plazos para esa reconversión son por lo general más amplios de lo que los productores o las empresas creen. “Almería parte con la ventaja de que en buena parte de las explotaciones ya se trabaja con la lucha biológica y se cumplen varios de los requisitos de la producción ecológica, pero aún así, el tiempo necesario para poder certificar la reconversión es de al menos dos años”, advierte Luis Miguel Fernández, gerente de Agrocolor.

En cualquier caso se ha iniciado con fuerza el trabajo previo para acelerar en todo lo posible ese proceso de reconversión y las reuniones que estos días mantienen los representantes de la Dirección General de Agricultura Ecológica con los del propio sector hortofrutícola almeriense, están emcaminados, entre otras cosas, a despejar dudas y a abrir el camino hacia el cambio cultural.

Tomar ventaja 
Probablemente la importancia de haber iniciado ya el camino hacia lo ecológico sea ganar terreno respecto a otras zonas de producción comunitarias y no comunitarias. Esa ventaja de partir de un modelo que ya es respetuoso con la calidad y el uso eficiente de los recursos naturales puede dar a las producciones almerienses una ventaja competitiva importante en los mercados creciente de hortalizas con la etiqueta de ecológicas.

Almería es una de las provincias españolas con mayor presencia de las producciones ecológicas, hasta ahora capaz de atender la demanda de cadenas de distribución que apostaban claramente por la calidad y la salubridad de los productos, y capaces de pagar ese valor añadido.

No obstante la voz de alarma ha saltado en los últimos compases de la anterior campaña hortofrutícola, cuando otras cadenas habitualmente menos exigentes en este tipo de producciones se han incorporado con fuerza a la demanda de ecológicos.

Son grupos con una enorme presencia en los mercados, casos de Edeka, Aldi o Lidl, buenos clientes de los productos almerienses, que hasta ahora tenían una demanda menor en lo ecológico, pero que ahora lo exigen a sus suministradores