Santiago Alfonso
Director de Marketing y Comunicación de Grupo Cosentino
Este año 2019 está siendo muy prolífico en celebraciones de aniversario de toda índole. Sin duda alguna que la de 40 aniversario está siendo muy visible en medios de comunicación, pues cada semana recibo escritos de invitación, en espléndidos papeles satinados de alto gramaje, precedidos por los típicos correos electrónicos de reserva de fecha en el calendario para no olvidar la cita marcada para tal o cual efeméride.
Y es que el año 1979 fue un punto de arranque en muchísimas cosas importantes que han sucedido en Andalucía y en España, empezando por la propia andadura de elecciones democráticas posteriores a la aprobación de la Constitución Española de diciembre de 1978, sin duda alguna la piedra de bóveda de la historia más reciente de nuestra querida España. Organizaciones profesionales, Confederaciones Empresariales, cientos o miles de empresas, tuvimos nuestros inicios en ese año de 1979 y es por eso que transcurridos estos cuarenta años parece un momento destacado e incluso conveniente en el que parar unos instantes para echar la vista atrás, mirar de dónde venimos, tomar aliento antes de reemprender el camino para saber bien hacia dónde vamos.
Pues bien, ese camino está doblemente recorrido en nuestra provincia por un medio tan imprescindible como relevante, LA VOZ DE ALMERÍA. 80 años separan esta entrega de hoy de aquella primera cabecera de noticias que tuvieran en sus manos los almerienses alfabetizados del año en que terminó la fratricida Guerra Civil, con tanta lógica denominada por muchos guerra incivil. Efectivamente, pocos serían los privilegiados que en aquel año tuvieran la capacidad de echarse a la vista la lectura del periódico que entonces nacía, pues como muy bien recordaba el añorado Luis Carandell, en las primeras cinco décadas del siglo XX, de cada diez personas sólo tres tenían capacidad para leer y escribir la lengua de Cervantes.
El Valle del Almanzora encerraba, no desde hace pocos años, sino desde muchos siglos antes que surgiera el primer ejemplar del precedente de LA VOZ DE ALMERÍA, una riqueza natural de esencia pétrea, vinculada a las explotaciones de mármol de la Sierra de los Filabres, las montañas de Macael, que desde el tiempo de los Fenicios, habían sabido sacarle a las entrañas de la montaña ese tesoro blanco. Por tanto, la historia del mármol de Macael antecede, acompaña y sepultará las vidas de proyectos espléndidos, portentosos, pero al final humanos y, por tanto, finitos, como muchas veces necesitamos que se nos recuerde para pisar más la tierra de la que venimos y la que volveremos en un ciclo sin fin.
Con los pies y la cabeza puestos en este año de 2019, desde el sector de la industria de la piedra del Almanzora, con Macael como marca emblemática de nuestros mármoles, podemos decir que miramos el futuro con optimismo y responsabilidad. Optimismo derivado del hecho de ver que con esfuerzo y tenacidad podemos superar las dificultades de años difíciles para nuestras empresas, que vieron en los años 93 al 97 un lustro de declive del sector de la construcción, que incluso se vió superado por su profundidad por la crisis de los años 2008/ 2013. La estrecha dependencia de las empresas de la piedra respecto a los vaivenes del sector de la construcción, en particular la edificación residencial en zonas de costa, ha sido un factor desequilibrador y en muchos casos fulminador de aquellas empresas menos diversificadas en sus ventas.
Lo que se ha visto confirmado en estos últimos diez años es que la apuesta por la internacionalización, mediante inversiones en activos fijos comerciales en mercados de alto poder adquisitivo; la inversión en investigación y desarrollo para dar pie a nuevos productos como fue en su día Silestone( año 1990), y más recientemente Dekton( 2013), o la apuesta por los elementos más dimensionales de la piedra, como el 3D, para conseguir el mayor valor añadido de esos mármoles, todos ellos han sido factores claves del tirón de la Comarca del Mármol de Macael, contando con el efecto tractor de Grupo Cosentino como máximo generador de empleo directo e indirecto en todo el Valle del Almanzora.
Futuro
Somos muchos los convencidos en las posibilidades de crecimiento para las empresas de la piedra y afines que constituyen la realidad socioeconómica del norte de la provincia y que, sin duda, son el principal y quién sabe si el único factor de fijación de la población en este territorio. Más allá de una quimera o una desiderata sin fundamentos, mi creencia en el crecimiento del sector para el que presto mis servicios profesionales desde hace treinta años, se fundamenta en unos sólidos cimentos. De una parte, el mantenimiento del saber hacer de un grupo de empresarios que hicieron posible la transición desde empresas modestísimas y de baja productividad-las que recibieron de sus padres en los años 70-, hasta nuevos modelos de fabricación con una base tecnológica moderna. Esos empresarios, aunque ya en edad madura y próxima a pensar en merecidos retiros, han sabido crear la base de la mejora continua incorporando capital humano mejor formado y orientado a abordar el grato reto del momento presente y venidero: el pasar de la globalización física a la globalización digital de todos los sectores económicos.
Vamos a necesitar capital humano altamente cualificado y en todos los órdenes de la empresa, desde las plantas de producción, a los equipos de atención al cliente, ventas, marketing o logística. Almería y Andalucía necesitan cuidar y mimar la Formación Profesional, prestigiándola con profesores bien formados para trasladar el conocimiento de los jóvenes que deben pilotar la época de la robotización, la inteligencia artificial, y la automatización más absoluta que hayamos podido imaginar, porque el reto de la competitividad, con una sociedad más envejecida, va a pasar por no decrecer la productividad y la creación de valor añadido, cosas sólo posibles de alcanzar con soporte tecnológico avanzado y capital humano altamente formado.
Y como no sólo de pan y piedra vive el hombre, no me cabe la menor duda que lo que vamos a necesitar más en esta latitud del sureste de España es de una creciente calidad de vida, con equipamientos culturales, educativos y deportivos que eleven los estándares de vida, para que la felicidad sea un valor compartido, que nos haga cuidar y defender nuestra tierra, sus recursos, a la par que su legado cultural para que todos nos sintamos dignos de haber hecho lo que nuestros padres y nuestros abuelos les hubiese gustado haber visto en vida. Como le oía graciosamente decir a un compañero de trabajo, " lo peor de morirse es que uno no sabe cómo termina todo esto”.
Larga vida a LA VOZ DE ALMERÍA, felicidades por estos fantásticos 80 años, que tan bien le han sentado a la Provincia y mi más sincera enhorabuena a todos los que hicieron posible el darnos información cada uno de los últimos 29.200 días.
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