Optar por hogares inteligentes es hacerlo por la última tecnología, la comodidad y, sobre todo, la eficiencia energética. Para que una casa se robotice hay que dotarla de un cerebro central que sirva para programar las diferentes tareas que se esperan de un hogar domótico. Las cámaras y sensores son un gran complemento para que el control sea pleno.
La comodidad es, sin duda, uno de los grandes pros de poseer un hogar inteligente. El desentenderte de la climatización, el encendido y apagado de luces, la alarma o las persianas te ayuda en el día a día y hace que puedas evitar algunas arduas tareas que, además, muchas veces se prestan a olvido.
Pero no solo eso. El ahorro energético está más que demostrado con un hogar domotizado. Sus cámaras y sensores son capaces de comprender cuándo regular la iluminación o calefacción, evitando el malgasto de energía y produciendo, a la larga, un más que interesante ahorro en la factura de la luz.
Aunque todavía no están del todo extendidas en España, es cierto que cada vez son más los que valoran la opción de dotar a su hogar de un cerebro que les ayude en las tareas cotidianas. Un sector que avanza con paso firme como ya ha hecho en otros países.
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