Cuando uno llega a La Alquería (Adra) pronto se da cuenta de que algo pasa con el agua: un anciano carga con dos garrafas y en medio de una cuesta hay un pequeño carro repleto de ellas. “Hasta las patatas se ponen tiesas como garrotes con la que sale del grifo”, explica desde la ventana Dolores Maldonado, una mujer de 67 años. Es su hija la que le trae el agua en coche desde manantiales de Berja o Dalías.
En La Alquería hay agua, sale de los grifos y los 200 vecinos se la pagan a Hidralia, la empresa que la suministra, pero no la pueden beber: tiene un elevado índice de arsénico que la convierte en no potable. Podría parecer lejana, pero La Alquería está a tres kilómetros escasos del centro de la ciudad en la que el martes se dio un baño de masas el presidente en funciones Mariano Rajoy.
Está habitada en buena parte por personas mayores, como Dolores o el belga Edgard, que compra garrafas en el Lidl cuando le lleva la vecina porque él no tiene coche. “Llevo 30 años viviendo aquí. No hay médico, ni tienda, ni casi Policía, y desde hace años ni agua”, se lamenta frente a la puerta de su casa.
Viajar a La Alquería es regresar al pasado. Para lo bueno y para lo malo. Junto al río y encajonada entre montañas, es una barriada tranquila donde la gente trabaja en la vega. Hay caballos, se intuye una tierra fértil y se respira paz. “Se está tranquilo, con buena gente, pero tenemos el barrio abandonado. Y ahora... sin agua. Es tan mala que no la podemos beber, pero si no la pagas, te la cortan”, se queja la anciana Dolores Gutiérrez.
La situación no es nueva. En 2010 el agua fue declarada no apta y desde entonces Hidralia la suministra en cubas con un camión. Pero muy pocos la beben. “Es el agua que suministramos en Adra; realizamos tres viajes a la semana a un coste aproximado de 130 euros cada viaje. Las cubas las pagan los vecinos de Adra, no solo los de La Alquería”, explicaba ayer el responsable técnico de la empresa en la ciudad. Es decir, que los vecinos de Adra pagan cada año más de 20.000 euros por las cubas que son transportadas a esta barriada.
Ayuda de la Diputación
La solución no es complicada, según admite el técnico, “costaría unos 100.000 euros”, pero lleva años empantanada en trámites burocráticos. “Sólo hay que llevarla hasta el depósito desde la Fuente de la Parrona y mezclarla para reducir el arsénico”, detalla. Desde julio de 2015 la solución pasa por las manos del Ayuntamiento de Adra, uno de los más endeudados de Andalucía.
El pasado lunes, el alcalde, Manuel Cortés (PP), desveló en el Pleno que el Consistorio ha remitido a la Diputación de Almería el proyecto para captar agua desde la Fuente de la Parrona “para pedir su ayuda”. “Parece que nos echarán una mano y a finales de verano se estará actuando”, calcula el alcalde. Mientras tanto, La Alquería seguirá siendo el barrio de los garrafones de agua.
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