Era uno de esos médicos de pueblo capaces de ofrecer un diagnóstico certero y preciso tras recoger un par de respuestas del paciente, al que escuchaba y miraba a los ojos como si fuera un amigo de toda la vida. En parte porque llevaba más de cuarenta años ejerciendo la profesión pero también porque había desarrollado, gracias a horas y horas de solitarias investigaciones, ese sexto sentido que poseían los doctores antiguos, galenos sin titulación que se enfrentaban a la enfermedad esgrimiendo las armas de los remedios populares y de las intuiciones ancestrales.
Además, era un formidable conocedor de la provincia de Almería, un concienzudo estudioso de la antropología cultural y de distintos rasgos etnográficos de la tierra del indalo, como dan fe sus colaboraciones en prensa, sus ensayos y sus distintos blogs.
Ayer, Albox se despertaba con la inesperada noticia del fallecimiento del médico José Antonio García Ramos a causa de un infarto sufrido a primera hora de la mañana, cuando se preparaba para asistir a su puesto de trabajo en el centro de salud. En noviembre hubiera cumplido 70 años y esta misma semana -el próximo viernes 1 de julio- iba a recibir la insignia de colegiado de honor de manos del Colegio Oficial de Médicos de Almería. Estaba casado y tenía cuatro hijos -tres mujeres y un varón-, todos ellos dedicados a la medicina.
De Fines a Albox
Nacido en la localidad de Fines en el año 1946, José Antonio García Ramos pasó su infancia y juventud en Olula del Río. Allí será enterrado hoy martes tras un funeral que se celebrará a las once de la mañana en la iglesia de Santa María de Albox.
Tras estudiar el Bachillerato con los Hermanos Maristas de Murcia, se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada en 1972. En la ciudad vecina coincidió con Juan José Ceba, con quien compartió piso junto a otros almerienses procedentes de la comarca del Almanzora. “Su aportación ha sido esencial para el conocimiento de la historia de la medicina almeriense: estudió desde la época árabe hasta la actualidad. Tenía una documentación extraordinaria, inmensa. El Padre Tapia, quien le tenía un gran respeto y admiración, fue a visitarlo en más de una ocasión y se quedó impresionado”, recuerda el poeta y maestro albojense.
Médico titular de Líjar entre 1974 y 1980, García Ramos logró por oposición ese mismo año su plaza en Albox, donde desde ese momento ejerció su actividad profesional como especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
“Era una persona muy querida en Albox. Además de en sus hijos tenía un gran apoyo en su mujer, Mari Carmen.
Asimismo, ha sido un enorme intelectual, con extraordinarias dotes literarias y un magnífico poeta. Siempre que la medicina le dejaba tiempo estaba investigando: una de sus pasiones era el ‘Quijote’ apócrifo de Avellaneda”, explica Ceba.
‘Folkmedicina’
Durante más de tres décadas investigó la ‘folkmedicina’ en la provincia, un trabajo recogido en una obra no venal, ‘La medicina popular en Almería’, con datos recopilados entre 1976 y 2008. En ella, junto a sus indagaciones sobre el uso de plantas para la cura y prevención de enfermedades, recogía vocabulario médico popular y etnográfico así como rezos, coplillas y refranes escuchados en la provincia que tenían, supuestamente, fines sanadores.
Miembro del Instituto de Estudios Almerienses y de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, había publicado artículos en LA VOZ, ‘Revista Velezana’, ‘El eco de Alhama’ y ‘El Arriero’. Entre sus obras destaca ‘Refranerillo almeriense’ (Batarro, 2005).
Sus estudios de investigación (recientemente recopiló en ‘Médicos de la guerra. Almería (1930-1945)’ las biografías políticas de cuatrocientos galenos almerienses) y sus reflexiones sobre medicina y humanismo, que pueden consultarse en sus blogs, se convierten hoy en un legado muy valioso.
“Un gran médico y un gran ser humano”
Al poco de conocerse la noticia del fallecimiento del médico albojense José Antonio García Ramos, Juan Antonio Salmerón Fernández remitía a la redacción de LA VOZ la siguiente carta a través de correo electrónico, que reproducimos a continuación. “Mi máximo sentir por un gran médido y un gran ser humano. Hemos compartido grandes momentos en la Cadena SER, donde colaboraba al igual que yo con el microespacio ‘SER sanos’. Aparte de ser mi médico de cabecera era un gran ser humano. Mi pésame a su familia y también a la sanidad pública por la pérdida de un gran profesional. Como amigo, era lo máximo. Como médico, nos quería ver, nunca mejor dicho, siendo y estando sanos. Lamento su pérdida, que es mucha. Gracias, don José Antonio García Ramos, por tanto tiempo compartido”.
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