Agentes de la Policía Nacional han liberado a una joven nigeriana que era obligada a ejercer la prostitución en la localidad almeriense de Roquetas de Mar. La joven fue engañada en su país con la posibilidad de conseguir un trabajo en Europa y viajó desde Nigeria a Marruecos, donde sobrevivió casi un año y medio ejerciendo la mendicidad.
Posteriormente, viajó con su hijo de un mes y medio hasta Libia, desde donde pasó a un campo de refugiados en Italia hasta que una organización se encargó de su traslado a Roquetas de Mar, donde fue obligada.
La investigación se inició cuando los agentes tuvieron conocimiento de que una organización, asentada en Nigeria, Marruecos, España y otros países, captaba a mujeres jóvenes entre los estratos más desfavorecidos de las principales ciudades nigerianas ofreciéndoles un trabajo digno y bien remunerado.
Los policías hallaron a una posible víctima en la ciudad almeriense de Roquetas de Mar, que había aceptado la oferta realizada por la red y que había comenzado un largo viaje por varios países que terminó en España, concretamente la localidad almeriense, donde los agentes detuvieron a los dos responsables de dicha organización, que la obligaban a ejercer la prostitución.
La mujer había salido de Nigeria, viajando por tierra hasta Marruecos. Una vez allí, debía esperar el momento adecuado para viajar hasta Libia, espera que se prolongó durante casi un año y medio, durante el cual gastó el poco dinero que llevaba, viéndose obligada a ejercer la mendicidad para sobrevivir. La joven, acompañada de dos hermanos que habían emprendido el viaje con ella y de su hijo de mes y medio, viajó hasta Libia, pasando de allí a Italia, donde se instaló en un campo de refugiados de Sicilia.
Un mes después, una mujer miembro de la organización se puso en contacto con ella, indicándole que debía viajar a España, concretamente a Almería. Una vez aquí, le comunicaron que había adquirido una deuda de 25.000 euros y que para saldarla tendría que ejercer la prostitución en Roquetas, estando obligada a abonar a su controladora un mínimo de 300 euros mensuales.
Los agentes consiguieron liberar a la joven y detener a los dos miembros de la red. Además se han llevado a cabo tres registros domiciliarios, durante los cuales los agentes se han incautado de dinero en efectivo, efectos relacionados con la práctica de rituales vudú, a los que sometían a sus víctimas, varios teléfonos y otros soportes físicos de memoria externa cuyo contenido está siendo analizado por expertos.
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