Francisco Martínez-Cosentino Justo fue hijo adoptivo de Albox, con minúscula, mucho antes de recibir ayer este título, con mayúsculas, de manos del alcalde. Lo fue en las buenas, cuando en la década de los 70 el restaurante La Parrilla -en plena Plaza Mayor- acogía sus encuentros con amigos envueltos en “una felicidad enorme”, tal y como recordó ayer en su intervención.
Pero también fue un albojense más en las malas, como en la catastrófica inundación de 1973. “Algo terrible. Recuerdo cuando a mi amigo Juan Pedro se le fue entera La Parrilla. Toda su ilusión, toda su vida”, rememoró, añadiendo una nota de color al fatídico episodio. “Como estaba intentando ganarme a mis suegros (naturales de Albox al igual que su mujer) me fui al Saliente en plena riada a por la tía Providencia”.
Recuerdos
Así, el acto de nombramiento como Hijo Adoptivo de Albox Francisco Martínez-Cosentino, pensado como un homenaje de Albox hacia su persona, se convirtió en un homenaje del empresario hacia el que ya es oficialmente su pueblo.
Un homenaje recíproco al fin y al cabo. Lleno de recuerdos e innumerables alusiones a amigos y familiares que convirtieron el evento en una muestra de cariño mutuo entre Albox, sus gentes y Cosentino. Como cualquier albojense y desde ayer como Hijo Adoptivo, tras mentar durante su discurso las riadas y el histórico espíritu emprendedor del pueblo, no podía faltar la mención al baluarte sentimental y religioso de los albojenses. El monumental Santuario del Saliente.
Paz en el Saliente
Para sorpresa de muchos y pese a que su idilio con el monasterio comenzó con las riadas, el Saliente guarda una estrecha vinculación con la historia de Cosentino y con sus caídas antes de conocer el éxito. “Me he arruinado tres veces. Los fines de semana eran terribles, no podía salir a la calle porque le debía dinero a todo el mundo y me iba al Saliente con mis suegros. Era un remanso de paz y tranquilidad”, relató con detalles que no suelen sobrevivir a la memoria tras el paso de cuarenta años.
Más allá de la sabida trascendencia del Grupo Cosentino para Albox y para toda su comarca, el empresario, natural de Macael, expuso los paralelismos entre los albojenses, su empresa, su persona e incluso su familia, comenzando desde lo anecdótico. “Mis dos hermanos están casados con dos isabeles que son de Albox o descienden de Albox. Es decir, que las tres mujeres -incluyendo aquí a su mujer, Pilar Alfonso- descienden de Albox”, confesó despertando una sonrisa generalizada entre los asistentes. Con este pleno matrimonial, el presidente de la multinacional no dudó al asegurar que “creo que tengo algo de Albox y que el grupo Cosentino tiene algo de Albox”.
Dejando a un lado la caprichosa voluntad de Cupido, hay más valores que identifican a Cosentino con Albox y que no pasó por alto. “Me encontré representado por la gente de Albox porque ha sido gente de mundo”, dijo tras recordar que los albojenses han sido “comerciantes que, con reatas de animales, habéis ido de un lado a otro. Después fuisteis los primeros que comenzasteis con lo camiones”.
Un repaso a las actividades económicas tradicionales del pueblo que sirvió para homenajear el esfuerzo de generaciones anteriores y de compañeros de viaje del pasado y del presente, como el albojense Santiago Alfonso, director de Marketing de Cosentino. “Siempre me ha acompañado. No es sólo como un hermano sino mucho más”, expresó tras compartir momentos compartidos con él.
Palabras del alcalde
El alcalde, Francisco Torrecillas, fue el encargado de dar el discurso inicial. “Esta es vuestra casa”, indicó Torrecillas agradeciendo al empresario el esfuerzo realizado por hacer a esta tierra partícipe de su éxito. No se limitó a enumerar los logros del Hijo Adoptivo sino que recordó cuando, destinado como maestro en Macael en 1980, conoció a una joven pareja: “Pilar y Paco”.
Ella, una “joven albojense muy activa” que “estudiaba en su casa, terminó su licenciatura y ahora su señoría lleva ejerciendo muchos años de juez”. El otro miembro de la pareja, el hombre, llevó a cabo desde la asociación de empresarios “una reorganización muy importante del sector” del mármol, entre otros muchos éxitos empresariales. Él era Francisco Martínez-Cosentino Justo, unido sentimentalmente desde hace décadas al pueblo que le homenajeó y, desde ayer, algo más. Un Hijo de Albox por méritos propios. Con mayúsculas.
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