"Las matemáticas cuestan porque en vez de estudiar obligan a pensar"

Entrevista con Eva Acosta, delegada de Thales, la asociación que organiza la olimpiada matemática

Eva Acosta, con la delegada de Educación, el alcalde de El Ejido y el director del IES Santo Domingo.
Eva Acosta, con la delegada de Educación, el alcalde de El Ejido y el director del IES Santo Domingo.
Rosa Ortiz
21:21 • 05 mar. 2017

En la sociedad de la informática y la tecnología es imposible dar un paso sin toparse con las matemáticas. Las usamos continuamente. El ordenador, el móvil, los transportes, la investigación médica -los virus adoptan muy a menudo formas simétricas, en las que se encuentra la clave de su virulencia y fortaleza-, los bancos, las misiones espaciales o la ecología dependen de ellas. Las matemáticas controlan, por ejemplo, por qué un leopardo tiene manchas y un tigre tiene rayas. Y eso ha disparado la demanda y la valoración de los matemáticos, que hoy son la profesión con menos paro y trabajan en infinidad de ámbitos. Sin embargo, las matemáticas conservan su mala fama entre los estudiantes y continúan suscitando rechazo en escuelas e institutos. ¿Por qué?




“Básicamente, porque nos obligan a pensar. Desde pequeños ya se nos inculca lo difícil que son las matemáticas y los profesores que nos dedicamos a su enseñanza debemos intentar romper ese paradigma. Vivimos en una sociedad cómoda donde nos gusta que nos lo den todo hecho, sin que nos cueste gran esfuerzo. Por eso, en general, no gustan las matemáticas. Nosotros creemos que hay que incentivar a los alumnos a que piensen”, explica Eva Acosta, delegada de la asociación Thales, que organiza desde hace tres décadas una olimpiada matemática de enorme prestigio. La de este año será su trigésimo tercera edición.




Otro factor que influye en la fama de “difíciles” que tienen las matemáticas es su carácter acumulativo: sólo se puede comprender un concepto nuevo si se han asimilado bien los conceptos previos en los que se basa, de modo que si un niño tiene lagunas en el aprendizaje en los primeros años de escolarización, eso le afecta para el resto. Con la Olimpiada Matemática Thales se intenta hacer ver que un alumno, aunque no haya recibido una explicación de algún contenido en clase, es capaz de resolver problemas que todavía no haya visto en la vida real.




Son pruebas de ingenio a las que se puede buscar una solución transitando por diferentes caminos. En la corrección de los ‘exámenes’ que se hacen en la Olimpiada Matemática, los profesores se han encontrado a veces con alumnos que han sido capaces de resolver bien todos los problemas y ya hay categorizado un premio para aquel estudiante que resuelva los problemas de la forma más original y curiosa. “En ocasiones tenemos duras decisiones porque hay chicos y chicas muy brillantes en Almería”, señala Acosta.




Los ‘raros’ del instituto
Jóvenes que, pocas veces, son los más populares del instituto. “Hoy en día se presume de que seas un crack jugando al Candy Crash o de tener no sé cuántas coronas en el último juego que te hayas instalado en el móvil, pero no se presume de que te gusten y se te den bien las matemáticas o la física. Y estos chiquillos, cuando ven que hay 500 personas igual que ellos, que piensan que resolver un problema no es una pena ni una cruz sino un reto hacia sí mismos, es una experiencia muy importante para ellos”, destaca la delegada de la asociación Thales. Como Acosta, alrededor de ochenta profesores de matemáticas de institutos de toda la provincia buscan tiempo fuera del horario lectivo para incentivar el gusto por la ciencia matemática en aquellos alumnos que demuestran curiosidad científica y preparan durante un año las pruebas que harán los chavales.




Los problemas, dice Eva Acosta, no son difíciles, pero a medida que avanzan las fases de la Olimpiada Thales -la provincial se hará el próximo 18 de marzo en el IES Santo Domingo de El Ejido y la regional tendrá lugar en mayo en Jaén-, van haciéndose más variados y de distinto contenido. “Es una experiencia muy bonita, sobre todo por lo que supone de superación de retos para ellos mismos”.




La Olimpiada Matemática también sirve, de alguna forma, para ir cambiando en el imaginario colectivo la imagen estereotipada que se sigue teniendo de los científicos y de los matemáticos.




Acosta se refería hace días a un experimento que se llevó a cabo en Estados Unidos con niños pequeños a los que se les pidió que dibujaran al científico que les iba a dar una charla ese día: todos pintaron a un señor mayor, de pelo blanco, con una bata blanca llena de manchas. “Nos gustaría cambiar esa imagen distorsionada que aún existe”. 



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