Arboleas

¿Espejuelos de Arboleas para una casa romana de Pompeya?

El descubrimiento de una mina romana de lapis specularis permitirá conocer, entre otras cosas, dónde terminaban los minerales extraídos de la galerías de la provincia

El director del proyecto mostrando el lapis.
El director del proyecto mostrando el lapis.
Guillermo Mirón
19:08 • 17 jun. 2017

Los oriundos del lugar siempre lo han sabido. En una sierra cercana al paraje de Los Higuerales (Arboleas) se esconde una ‘cueva’ donde abundan los espejuelos; un yeso traslúcido usado en el Imperio Romano a modo de espejos, de forma funcional o decorativa, según el caso.




En realidad se trata de una mina romana que tenía una gran relevancia para el abastecimiento de este material. Desde hace unos años, el Ayuntamiento de Arboleas trabaja en su puesta en valor para que cualquiera pueda visitar esta mina que guarda intactos restos del paso del Imperio Romano por ella.




En su interior guarda joyas arqueológicas que hacen de la entrada a esta mina un auténtico viaje en el tiempo. Pero lo que sucedía a su alrededor hace 2.000 años (año arriba, año abajo) no se queda atrás.




Actualmente, frente a la entrada a la mina, no hay más que matorrales y algunas viviendas bordeando la rambla. Sin embargo, cuando los trabajadores romanos entraban a diario por estas cavidades, su aspecto era otro. “La rambla es la salida natural al río Almanzora de todo el mineral, que se embarca en Villaricos y de ahí sale a todo el Imperio Romano”. Quien habla (en presente, como si decenas de romanos desfilaran ante nosotros cargando los carros rumbo a Villaricos) es Juan Carlos Guisado, director del proyecto, que añade algo aún más sorprendente. “Lo que estamos haciendo con el lapis que sale de los principales yacimientos arqueológicos (Pompeya, Roma...) es que se están haciendo analíticas para saber la procedencia”.




Es decir, dentro de poco podremos saber dónde iban a parar esos espejuelos almerienses que salían de las entrañas de la sierra arboleana y se expandían por todo el Imperio Romano.




En el interior de la mina todavía se conservan otros tesoros, como las cavidades donde los mineros colocaban las incendiarias, una especie de vela que daba luz y les indicaban el final de su turno. Una puerta que tras 2.000 años se ha vuelto a abrir y que pronto podría permitir a cientos de personas algo parecido a un viaje en el tiempo.






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