El hallazgo que cambió de golpe la investigación

Sábado, 3 de marzo, poco antes de las cinco de la tarde. Al Puesto de Mando Avanzado llega Ana Julia Quezada muy azorada. Llora. Cuenta a los miembros del operativo que acaba de encontrar una camiseta y que está “segura” que es del niño desaparecido. Relata, nerviosa, que la ha hallado cuando recorría con el padre del menor, su pareja, una zona cercana a la planta depuradora de Las Negras, en un paraje conocido como el Barranco de las Águilas. 

Unos pilotos de drones que están en la zona y que estaban a punto de irse de Las Negras, son parados por la Guardia Civil. “Necesitamos que entréis ya al Puesto de Mando”, les conmina un agente. Allí, les explican lo que acaba de suceder, que la camiseta “puede ser” de Gabriel y que tienen que ayudarles a rastrear con su dron. “Nos dicen que están buscando el cadáver, que les acompañemos”.

Una amplia comitiva integrada por varios vehículos de la Policía Científica y de la UCO salen disparados hacia el lugar. De inmediato, se establece un perímetro de seguridad, para evitar la contaminación de posibles pruebas. Ángel Cruz espera en la zona la llegada de los agentes. 

Cuantos estos aparecen, les explica que estaban rastreando la zona, su novia por un margen de la vereda -la zona está cubierta de matorrales y cañaverales de gran altura- y él por otra, y que ha sido cuando la mujer ha encontrado la camiseta. Él no sabe precisar en ese momento si es la que vestía el niño el día de su desaparición. Luego dice que sí y al día siguiente se contradice. 

El hallazgo levanta enormes suspicacias entre los investigadores. Hay muchas cosas que no cuadran. Por ejemplo, que la zona en la que se encuentra la prenda había sido rastreada ese mismo día, apenas un par de horas antes del hallazgo (una circunstancia que, se sabrá luego, la detenida desconocía en ese momento). También resulta extraño que la camiseta esté seca, a pesar de la lluvia caída incluso ese mismo día. 

La prueba da un giro completo a la investigación y sitúa, desde entonces, a Ana Julia bajo el foco de la sospecha. Después, solo ha hecho falta cuadrar el resto de piezas del puzle del ‘caso Gabriel’.