La Casa de Reposo despierta la solidaridad de 150 voluntarios

Loli Marín ha enseñado los pisos de la urbanización Talasa a posibles compradores en innumerables ocasiones, pero abrir la puerta del apartamento que sirve como Casa de Reposo a enfermos de cáncer desde 2008 provoca una reacción totalmente distinta: “Llegan sobre todo familias y agradecen muchísimo poder tener estas vacaciones”, explica. Sin embargo, son los voluntarios de la Fundación Key Mare los que también se muestran agradecidos de poder vivir la experiencia de ayudar a los demás. “Gracias a ser voluntaria he podido conocer a las personas que, a pesar de atravesar un duro momento en sus vidas, sabes disfrutarla cada minuto”, comenta Loli. Para esta vecina de Palomares, poder ayudar a las familias supone una “gran idea” que no implica “ningún esfuerzo en comparación con lo que se puede aportar a los enfermos”. Como ella, la Fundación Keymare cuenta con otros 150 voluntarios. Loli quiso formar parte del grupo de voluntarios nada más comenzar su andadura profesional en la empresa de construcción, en 2009, en el departamento de atención al cliente. “El proyecto que más me llamaba la atención de los que impulsa la fundación fue éste, es muy gratificante”, reconoce. El convenio entre la Obra Social de Key Mare y la Asociación Española Contra el Cáncer contempla la cesión de este apartamento, y otro ubicado en la vecina urbanización Pueblo Salinas, de forma gratuita para que enfermos de cáncer y familiares puedan disfrutar de unas vacaciones en las que “se olviden” del estrés de la enfermedad. La iniciativa incluye el ofrecimiento de los voluntarios, todos trabajadores de la empresa, para ayudar a los usuarios en lo que necesite. Loli Marín explica que, aunque la gran mayoría llega a Vera para descansar y prácticamente no solicita ayuda, en una ocasión acompañó a un niño enfermo a la playa “para que sus padres se relajaran un poco”. La almeriense recuerda que fue una experiencia “muy enriquecedora”.
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