La historia de Susana Clavero es uno de esos relatos de superación, generosidad y valentía que merece la pena contar. Esta enfermera del Hospital de Poniente supo con tan solo 17 años lo que era quedarse postrada en una silla de ruedas y no poder andar durante tres meses a causa de una enfermedad a la que está atada de por vida y que le induce dolores crónicos. Por culpa de esa patología, tiene días mejores y peores, pero ha sido lo suficientemente lista como para no permitir que esa enfermedad le impida avanzar en su vida. Estudió enfermería, trabaja en el hospital y dice que cada día se levanta con la intención de ser feliz. Fue en ese periplo de tres meses de ingreso hospitalario donde decidió ser enfermera porque asegura que “un abrazo de ellos en los duros momentos es una dosis sin caducidad de energía positiva para un paciente”. Y ahora a ella le ha tocado el turno de enseñar a otros enfermos con dolores crónicos el camino hacia la felicidad a través de un taller que ha impartido en el centro a propósito de mejorar la salud con la inteligencia emocional.
De lo que no cabe duda es que el dolor físico es una sensación que se experimenta desde el nacimiento. De uno u otro modo se convive con él a lo largo de la vida. A pesar de ser algo tan común, frente al dolor, casi nunca se plantea una estrategia distinta que tomar analgésicos o tener un tratamiento farmacológico. Pero la realidad es que el dolor puede provocar un malestar que va más allá de las sensaciones físicas, puede afectar a las emociones y paradójicamente esas emociones pueden alimentar e incrementar el dolor, porque sí, el dolor y las emociones están muy conectados.
Y es precisamente esa conexión la que ha marcado un punto de inflexión en la vida de Susana y que le ha llevado a bucear entre libros y artículos sobre la materia para conocer nuevas fórmulas con las que encontrar ese equilibrio entre cuerpo y mente.
Aprendizaje
Durante años, Susana ha estado leyendo y aprendiendo, pero sobre todo, poniendo en práctica un método basado en educar la inteligencia emocional que le ha permitido lidiar con su enfermedad y con el dolor cada día y que le ha dejado ver el lado bueno de las cosas.
Ese aprendizaje y la experiencia de su vida es lo que ha llevado a Susana a ser la impulsora de un proyecto piloto y pionero en el Hospital de Poniente, en el que ha enseñado a otros enfermos, la mayoría de patologías relacionadas con la artrosis o la fibromialgia, a ser felices viviendo con el dolor.
Esta premisa que bebe directamente de su superación personal se ha hecho realidad gracias a un taller formativo que ella misma ha impartido en el centro hospitalario y en el que han participado 19 pacientes seleccionados de la unidad de dolor crónico y que ha servido para educarles en inteligencia emocional con el fin de que los enfermos aprendan a manejar las emociones en situaciones de estrés.
Mindfulness
El curso ha constado de cinco sesiones de dos horas cada una, con una parte teórica y otra práctica.
“Las clases han consistido en dar los conocimientos necesarios sobre técnicas en mindfulness e inteligencia emocional para que el paciente aprenda a relajarse y disminuya su tensión cuando sufre dolor a través de ejercicios a los que solo les tienen que dedicar diez minutos al día”. “Los efectos son muy positivos porque yo los llevo practicando durante años para mejorar en mi enfermedad y me han ayudado a encontrar un equilibrio entre lo que digo y lo que siento para no sentir frustración”, añade la enfermera.
De este modo, esta iniciativa se ha convertido en un escenario ideal para hablar de neurociencia, poner en práctica el taichí y aprender sobre mindfulness, que es una técnica que consiste en prestar atención, momento a momento, a pensamientos, emociones y sensaciones corporales, aceptándolos, es decir, sin juzgar si son correctos o no.
Con toda esta información sobre la mesa el principal objetivo de este taller ha sido que los pacientes consigan canalizar todos estos conocimientos para ponerlos en práctica con el fin de transformar las emociones negativas en positivas.
“La mente lo controla todo y si pensamos que vamos a tener dolor así será, por eso hay que controlar el cerebro para que el subconsciente no nos falle”, detalla Susana. Y para muestra un botón, ya que tras las sesiones, los resultados que arroja este tratamiento complementario han sido muy positivos. De forma que se ha demostrado que los pacientes que realizaban los ejercicios durante diez minutos todos los días han mejorado en la intensidad del dolor, a la hora de andar o han mejorado el sueño. Susana explica que una vez hecho este taller y de obtener los primeros resultados “vamos a hacer un seguimiento durante un año de estos pacientes y no descartamos volver a realizar un nuevo curso”.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/155930/enseno-a-los-pacientes-a-ser-felices-viviendo-con-el-dolor