Turre

La iglesia de Turre explica el embarazo de la Virgen a través de sus vidrieras

Se han instalado dos nuevas piezas que representan diferentes fases de la gestación de Jesús

Rosetón de un feto en el momento previo al parto en la iglesia de Turre.
Rosetón de un feto en el momento previo al parto en la iglesia de Turre. La Voz
Víctor Visiedo
14:12 • 13 ago. 2018

Las obras de arte hablan por sí mismas. Cuentan historias, transmiten sensaciones, dejan absorto a quien las contempla. Una obra de arte tiene muchas más funciones que la simplemente estética. En el arte sacro, además, sirven para evangelizar, para explicar al hombre la palabra de Dios. “Para trasmitir el mensaje que Cristo le ha encomendado, la Iglesia necesita del Arte”, dijo en su día Benedicto XVI.



En Turre, desde finales de 2015, su iglesia cuenta una historia hasta ahora poco explicada: la gestación de Jesucristo dentro de su madre, la Virgen María. Y lo hace a través de tres rosetones que representan la fecundación, gestación y parto de Cristo. Ya lo dijo el propio Papa Francisco, “Jesús ha comenzado su camino en María, trascurriendo los primeros meses de vida en el vientre de la madre: no ha aparecido ya adulto y fuerte, sino que ha seguido todo el recorrido de un ser humano”. Por ello, el doctor Blas Carrillo, reconocido ginecólogo, ha querido convertir el templo de su pueblo, Turre, en un homenaje a la vida. “El vientre materno es el santuario de la vida”, admite.






Convertir la iglesia de la Inmaculada Concepción en una verdadera oda a la vida es un proyecto a medio/largo plazo. Carrillo, no se conforma con las tres vidrieras ya instaladas hace años, sino que tiene un proyecto mucho más ambicioso: hacer de este templo un lugar único en el mundo. Por ello, durante este fin de semana se han colocado otras dos nuevas vidrieras que representan otras fases del embarazo: una con una mórula (masa esférica de aspecto de mora que resulta de la primera segmentación del huevo fecundado al iniciarse el desarrollo embrionario) y otra con una blástula (una fase posterior que consiste en una única capa de células, los blastómeros, que cierran una cavidad). Todo ello pasado por el filtro y la mano del talentoso artista Víctor García Góngora, arquitecto y doctor en Bellas Artes, y su hermano, el maestro vidriero Manuel García Góngora.



El doctor Carrillo y el artista tienen planeado un proyecto integral para transformar la iglesia de Turre. Es su proyecto ‘Deípara’, y cuentan con el apoyo del Obispado de Almería y la colaboración de Ayuntamiento. Su objetivo es conseguir fondos para poder financiar más vidrieras. En total, trece. Las dos últimas, las nuevas, se han podido realizar gracias a las donaciones del Colegio de Médicos de Almería, la Galería de Arte Argar y Seguros AMA.





“Aquí pondré la vida”



La idea surgió del doctor Carrillo: “Cuando vi aquí a mi padre de cuerpo presente miré a las vidrieras y pensé que allí pondría la vida". Y puso la vida: la creación de la vida. “Homenajear la vida no es sino homenajear a Cristo mismo, quien dijo ‘Yo soy el camino la verdad y la vida’”, admite.


La idea es contar la historia de la vida a través de trece vidrieras. La primera, ya colocada en 2015, representa la fecundación. Está ubicada a sol naciente, por lo que cada mañana, el primer rayo de luz del día fecunda el óvulo y da paso a la vida. En la fachada principal se encuentra el magdala de la gestación. Una representación de un embrión de 11 semanas. Y el tercer rosetón, ubicado a sol poniente, muestra un feto en el momento de iniciar el parto. “El sol poniente simboliza la muerte, pero que tiene su continuación con la resurrección, ya que al día siguiente el sol sale de nuevo y fecunda el óvulo”, explican.


Templos y sexualidad, desde hace siglos

¿Puede que haya quién se escandalice por tratar esta temática en un templo? El doctor Carrillo lo tiene claro: “no”. Y es que, está muy documentada la existencia de innumerables obras que tratan la sexualidad en edificios sacros.


“En el Camino de Santiago hay multitud de ejemplos del románico con capiteles donde se ven felaciones, masturbaciones, penetraciones vaginales y anales”, explica. Por otra parte, la representación de Jesús intrauterino también es recurrente. “La iglesia de Turre lo único que ha hecho es renovarlo al siglo XXI, y a los conocimientos científicos actuales”.


Las dos nuevas vidrieras instaladas estos días están sobre la nave principal del templo, en un conjunto de cuatro ventanales. A la mórula y la blástula se unirán, cuando haya dinero para ello, una secuencia de ADN y un embrión dentro de su bolsa.


Otras dos enormes vidrieras verticales irán en la fachada principal, a ambos lados de la puerta. En una, la silueta de una mujer. En la otra, la de un hombre. Los dos elementos claves para la vida. Y en el espacio principal de la iglesia, en el ábside, una enorme figura de mármol de una mujer con un niño en brazos presidirá, bajo una enorme cúpula para la que existen dos ideas: o bien la pintura mural, o una enorme cúpula de metal y vidrieras con forma de ‘vesica piscis’, simbolizando una enorme vagina. Y es que, “no hay sitio más bonito que el útero”, admite Blas Carrillo.


Una obra única

No existe otra iglesia como la de Turre, donde se haga un homenaje a la Obstetricia, a la gestación, al milagro de la vida. Pero, además, no hay vidrieras como las del templo turrero. O eso aseguran sus responsables. Y es que, para llevarlas a cabo se ha realizado un proceso de investigación profundo, no solo en la temática, sino en la técnica. “Están elaboradas con termofusión, con estructura de acero corten y cortado con una técnica milimétrica de agua a presión”, explican.


Lo que se está gestando en la iglesia de Turre es una obra que pasará a la historia. El reconocimiento le llegará, tarde o temprano. 




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