El Ejido

Impulso a las emociones como eje del aprendizaje

El CEIP Gabriela Mistral se transforma tres horas a la semana y los alumnos eligen qué aprender

Alumnos realizando pinturas según su creatividad en tres lienzos mientras otra alumna aguarda su turno.
Alumnos realizando pinturas según su creatividad en tres lienzos mientras otra alumna aguarda su turno. La Voz
Fran García
07:00 • 13 may. 2019

La experiencia de ir al colegio se ha convertido, durante tres horas a la semana, en algo que va más allá del estudio de determinadas materias de forma reglada, dirigida y lineal para los alumnos del colegio Gabriela Mistral.




Y es que este centro ha decidido intercalar durante su horario lectivo una metodología que es pionera en la provincia, el trabajo a través de ambientes. Una apuesta que da lugar a que las aulas y el patio del centro se transformen en un total de ocho ambientes de actividad diferente, cada uno destinado a la estimulación de un área concreta, en los que son los alumnos los que deciden que actividad o actividades realizan y cuanto tiempo invierten en ellas.

Adaptación



La jefa de estudios del centro, Beatriz Domene destaca que este trabajo de ambientes “ofrece propuestas que son muy variadas porque las necesidades de todos los niños y niñas lo son, de tal manera que se puede dar respuesta a sus inquietudes y motivaciones”.




Lo cierto es que si algo ofrece esta especie de transformación del colegio en un centro de actividades es variedad, puesto que los niños pueden elegir entre el ambiente de experimentación y sensorial, el de juego simbólico, el de construcciones, uno en el exterior y otro en una de las aulas, el de arte, el lógico-matemático, otro para estimular el lenguaje escrito, uno de relajación y también otro denominado de cuerpo y movimiento, con actividades físicas o baile.

Organización



Una de las cuestiones destacables del desarrollo de esta iniciativa durante una hora y media dos veces por semana es la llamativa normalidad con la que más de 220 alumnos de tres, cuatro y cinco años se mueven por las dos plantas del centro y el patio para ir participando en los diferentes ambientes. “Aunque aparentemente pueda parecer que es un lío, los niños regulan su propia actividad y entonces todo fluye. Y el hecho de que chicos de diferentes edades se mezclen también es importante. Los niños intercambien experiencias entre ellos, cooperan y eso crea un sentido de escuela que ayuda también a que disminuyan los conflictos en el recreo”, asegura Beatriz Domene.




Estimulación



La posibilidad de elegir que actividad o actividades se realizan permite a los niños hacer hincapié en disciplinas en las que tienen mayor potencial o experimentar en aquellas que suscitan su curiosidad. Sin duda, algo crucial, ya que, según recuerda Domene, “los expertos están diciendo que el ser humano aprende de pequeño y de mayor cuando se emociona. Está demostradísimo que sin emoción positiva no hay aprendizaje. Y aquí los niños están emocionados”.




Desde luego, si algo se consigue con esta apuesta es estimular la iniciativa y la creatividad de los más pequeños.


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