Cincuenta personas roban en Calar Alto conocimientos al mejor cielo de Europa

Cincuenta personas roban en Calar Alto conocimientos al mejor cielo de Europa

Lorenzo Robles
21:08 • 22 oct. 2011
Una curva cerrada a izquierdas, otra a derechas, un montón de árboles; y de pronto, ahí está, un complejo de edificios que parece sacado de una película de ciencia ficción de los años 80. Es el centro astronómico de Calar Alto, situado a más de 2.000 metros de altitud, en medio de un entorno natural de gran belleza; y en el que cincuenta profesionales de diferentes campos del conocimiento intentan sacarle el máximo partido a unas instalaciones que siguen siendo punteras dentro del ámbito de la observación e investigación astronómica.

Como Santos Pedraz, astrónomo y coordinador de las observaciones que se llevan a cabo cada noche en el centro astronómico de Gérgal por parte de los investigadores y científicos que durante determinados períodos de tiempo residen y trabajan en el observatorio. Lleva trabajando en él desde hace 12 años y cree que el principal cambio que ha experimentado el centro ha venido determinado por el acuerdo para gestionarlo de manera conjunta entre el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y un instituto de estudios de Alemania.

La influencia alemana
En ese sentido, Santos explica que “ahora, de la plantilla de 50 personas que trabajamos en Calar Alto, tan sólo dos son alemanes y el resto españoles; mientras que antes sólo los puestos menos cualificados los ocupaban los españoles. Y hasta el año 2004 sólo el 10% de las noches las podían aprovechar los astrónomos españoles; mientras que ahora el uso es al 50% entre España y Alemania”.

Esta evolución ha ido “paralela a la de la sociedad española, ya que hace 30 años apenas había astrónomos, ni ingenieros técnicos, de electrónica, ni de mecánica; que son los profesionales que trabajamos en un centro astronómico como éste. Ahora sí que es fácil contratar a españoles con la cualificación necesaria”. En cuanto al tipo de observaciones que se llevan a cabo en el centro hispano-alemán, el coordinador de Calar Alto afirma orgulloso que “aunque ya no son los telescopios más grandes del mundo, sí que disponemos de una gran variedad de instrumentación, con lo que podemos abordar muchos temas distintos de la Astrofísica. Y esto hace que haya en plantilla personas que llevan a cabo distintos modos de observación”.

Jens Helmling, ingeniero electrónico, trabaja en Calar Alto desde hace 23 años. Se ocupa del mantenimiento de los telescopios y de la instrumentación científica, es decir, de que todos los instrumentos que hay en el centro estén a la vanguardia mundial para que las observaciones de los astrónomos sea lo más eficaces posibles. Considera que la mayor evolución vivida ha sido la relacionada con las tecnologías, ya que, por ejemplo, “el primer ordenador personal que entró aquí fue el mío y en el centro había grandes computadoras; mientras que hoy en día cada equipo tiene varios portátiles”.

Empezaron desde cero
Enrique de Guinos, jefe del Departamento de Informática, lleva 18 años en Calar Alto. Llegó al centro “porque estaban buscando una persona que pusiera en marcha toda la red informática del centro, puesto que en 1994 apenas había nada aquí. Me seleccionaron y empezamos a trabajar. Fue un reto duro, ya que era empezar de cero; pero al mismo tiempo muy interesante y enriquecedor desde el punto de vista profesional. Entonces Internet apenas era conocido, tan sólo en centros de investigación como éste, con lo que tuvimos que implantar tecnologías punteras. Me fui a Alemania a conocer cómo lo hacían ellos allí y a partir de ahí a desarrollar la red necesaria para el trabajo en el centro, con todas las especificaciones que tiene Calar Alto”.

David Galadí, responsable de comunicación de Calar Alto, tiene claro que “nadie defiende lo que no valora y nadie valora lo que desconoce. O sea, que el primer objetivo si queremos que éste siga siendo el mejor cielo de Europa es que la gente sepa que aquí tenemos esta riqueza natural, paisajística, que tiene un posible aprovechamiento científico, técnico, empresarial y también turístico. El futuro de este centro






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