María Medina
20:31 • 24 nov. 2011
Los médicos almerienses, vinculados a la Organización Médica Colegial (OMC), consideran que la actual ley antitabaco que entró en vigor en enero de este año todavía tiene “espacio para la mejora” y, en este sentido, están de acuerdo en proponer al nuevo Gobierno que amplíe la prohibición de fumar al interior de los coches, al menos cuando haya niños.
Así lo han asegurado desde la Organización Médica Colegial y así lo ratifica el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Almería. Francisco José Martínez-Amo explica que en un espacio tan reducido como el vehículo fumar entraña dos peligros para la salud, el primero, relacionado con el tabaco propiamente dicho y el segundo, con la seguridad vial.
Peligro propio y ajeno
Si quien conduce va fumando tiene probabilidades de quemarse con la ceniza, que ésta le entre en los ojos, desviar la atención del tráfico para centrarla en el encendedor, el cigarro o el humo y, por consiguiente, suponer un riesgo para la conducción propia y también ajena. Así mismo lo explica Martínez Amo, que entiende que el conductor que fuma supone “un peligro para la salud propia y también la ajena”.
Los médicos entienden, en este sentido, que “a la ley antitabaco actual le faltan ciertas obligaciones de los padres que fuman respecto a sus hijos en los coches”, e insisten en que es “muy grave que en un coche cerrado, que es un espacio muy pequeño, vaya un niño con su padre fumando y que nadie le pueda llamar al orden, y que eso sea permitido apelando a la libertad del padre para intoxicar a su hijo”, señalan desde la OMC.
Ahora bien, para Martínez Amo, “mientras el Estado venda el tabaco y saque dinero de él, vía impuestos, no se puede limitar al máximo fumar siempre que haya voluntariedad del fumador y espacios específicos para ello”.
Así lo han asegurado desde la Organización Médica Colegial y así lo ratifica el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Almería. Francisco José Martínez-Amo explica que en un espacio tan reducido como el vehículo fumar entraña dos peligros para la salud, el primero, relacionado con el tabaco propiamente dicho y el segundo, con la seguridad vial.
Peligro propio y ajeno
Si quien conduce va fumando tiene probabilidades de quemarse con la ceniza, que ésta le entre en los ojos, desviar la atención del tráfico para centrarla en el encendedor, el cigarro o el humo y, por consiguiente, suponer un riesgo para la conducción propia y también ajena. Así mismo lo explica Martínez Amo, que entiende que el conductor que fuma supone “un peligro para la salud propia y también la ajena”.
Los médicos entienden, en este sentido, que “a la ley antitabaco actual le faltan ciertas obligaciones de los padres que fuman respecto a sus hijos en los coches”, e insisten en que es “muy grave que en un coche cerrado, que es un espacio muy pequeño, vaya un niño con su padre fumando y que nadie le pueda llamar al orden, y que eso sea permitido apelando a la libertad del padre para intoxicar a su hijo”, señalan desde la OMC.
Ahora bien, para Martínez Amo, “mientras el Estado venda el tabaco y saque dinero de él, vía impuestos, no se puede limitar al máximo fumar siempre que haya voluntariedad del fumador y espacios específicos para ello”.
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