La Autopista Cartagena-Vera entra en riesgo de quiebra por impago

Aucosta, la empresa concesionaria de autopista Cartagena-Vera (la única vía de peaje de la provincia) está al borde de la quiebra. La compañía, participada por Ploder, Globalvía (FCC y Bankia), Cajamar, Unicaja y la CAM afronta la próxima semana momentos decisivos que determinarán su viabilidad. La empresa debe afrontar la próxima semana el pago de intereses de la deuda de 550 millones que soporta pero sus arcas están vacías. Aucosta ha solicitado un aplazamiento del pago hasta que reciba del Estado el importe de la cuenta de compensación (por bajo tráfico) correspondiente al ejercicio 2010. Fomento, según Aucosta, le adeuda 8 millones de euros por este concepto. Ante la posibilidad de que no se llegue a un acuerdo con la banca, los accionistas de Aucosta “están preparados para que la concesionaria adopte las decisiones que considere oportunas”. Se deja abierta la posibilidad de entrar en un concurso de acreedores, el primero que se da en una autopista de peaje en España. Entre los acreedores de Aucosta, cuya deuda vence en 2012, están el Santander, Banesto, Unicaja y Banco Popular. La concesionaria alega que el número de usuarios de la Cartagena-Vera, de 114 kilómetros, está muy lejos de las estimaciones que trazó la propia administración cuando decidió promover su construcción y que eran de 9.000 vehículos diarios el primer año. A lo largo de 2011, la intensidad media diaria ha sido de 1.914, lo que representa una caída del 7% sobre el tráfico registrado en 2010 y está un 75% por debajo de las estimaciones que trazó el propio ministerio para 2011. La paradoja de la situación por la que atraviesa la autopista almeriense es que los ingresos, aunque bajos, compensan los gastos. Pero no son suficientes para afrontar la deuda contraída con los bancos. La autopista, de 114 kilómetros de longitud, se puso en servicio a comienzos de 2007. La sociedad concesionaria, que cuenta con un periodo de explotación de la vía de 36 años, invirtió 550 millones de euros en su construcción. La idea de pagar por circular por una una carretera de gran capacidad no ha cuajado entre los usuarios almerienses o murcianos, tras acostumbrarse a la gratuidad de las autovías. Los bancos acreedores han aguantado hasta ahora por la garantía del Estado, que entran en vigor cuando la concesionaria entra en insolvencia.