Roquetas de Mar

Mariló, una lección de vida: 9 meses de lucha para vencer al cáncer y a la covid

Una joven roquetera de 29 años desprende positividad tras sufrir covid enferma de leucemia

María Dolores ha vencido a la covid y a la leucemia.
María Dolores ha vencido a la covid y a la leucemia. La Voz
M. R. Cárdenas
07:00 • 06 dic. 2020

A María Dolores Fernández le bastó una caída en su trabajo para darse cuenta de que el dolor que sentía en el brazo era un cáncer y un desayuno de no más de 15 minutos para infectarse de coronavirus.



Un 6 de febrero, el de este fatídico 2020, lo que era una visita rutinaria para recoger los resultados de unas pruebas médicas se convirtieron en un “María Dolores, siéntate un momento, porque tenemos que hablar”. Unos instantes después se escuchó un frenazo en una calle del barrio de El Zapillo y allí una mujer abandonó su coche. Era la madre de María Dolores y su hija le acababa de contar que tenía cáncer. María dolores tenía 29 años, una pareja, una casa en la Urba, un trabajo y una vida como la de cualquier mujer de su edad.



Una caída en el trabajo y el dolor en un brazo destaparon una leucemia que hizo que esta joven roquetera conociera antes que nadie cómo iba a ser el mundo tan solo un mes después. Ingresó en el Hospital Universitario de Torrecárdenas por su leucemia y allí, sus inexistentes defensas, la condenaron semanas antes que al resto del mundo a vestir mascarilla, a reducir al mínimo sus contactos sociales y familiares, a hacer de las videollamadas su única forma de comunicación y a tocar a través de los EPIS a los que más sufrían junto a ella el paso de la enfermedad: su madre, su padre, su hermano y su pareja.



Después llegaron semanas y semanas de aislamiento, de dosis y más dosis de morfina para soportar los dolores y días en los que María Dolores, cuando podía despertar del duermevela en el que la mantenía la morfina, descubría que en el mundo estaba pasando algo. Era la pandemia y a ella le pilloó en el hospital y enferma de cáncer.



El confinamiento, un mes antes



“Yo viví un mes antes todo lo que iba a pasar, el confinamiento, las mascarillas, el no poder acercarte a nadie. Vivía aislada en una habitación en la que incluso las ventanas estaban blindadas y no se podían ni abrir, porque cualquier cosa podía acabar con mi vida. Mi madre se encerró conmigo, y ha sido mi mayor apoyo durante toda la enfermedad, aunque se pasaba la mayor parte del tiempo totalmente sola porque me tiraba muchas horas sedada por la morfina. Así pasamos de ver en la tele que había un virus en China a ver cómo de un día para otro una médica llegaba y me decía: María Dolores, tú no puedes pillar bajo ningún concepto el coronavirus”.






Pero lo pilló meses después y a pesar de todas las precauciones del mundo. Un día de agosto mientras tomaba un café en una de sus escasas salidas a la calle para ir a quimioterapia, donde el equipo de hematología de Torrecárdenas y del hospital de día encontraban a diario a una mujer dispuesta a cambiarlo todo para volver a renacer.



Porque, a pesar de todas las piedras que este 2020 le ha puesto sobre su camino, las palabras de María Dolores, o Mariló, como la conocen sus más allegados, no suenan entrecortadas ni con atisbo de pena, sino con un halo de superación y positividad que le llegó a la joven de Roquetas tumbada en un sillón después de varios meses sin poder moverse. Porque ella ha vuelto a vivir, a ser otra persona muy diferente a la de antes, más fuerte, que sabe que no tiene límite alguno.


“Cuando me pude ir a casa del hospital, que tenía que seguir con morfina porque los dolores continuaban siendo insoportables, me tumbaba y me preguntaba por qué me había pasado a mí, una joven de 29 años. Pero un día estando en el sillón me dije esto no es lo que quiero, lo voy a superar y voy a cambiar mi actitud, porque estaba segura de que si cambiaba mi forma de pensar iba a poder mejorar y desde ese día soy otra persona. He vuelto a vivir”, cuenta el mismo día en el que se reincorpora a su puesto de trabajo, aunque con ascenso laboral, tras ocho meses fuera por la leucemia y la covid.


Ahí cambió su vida. Decidió ponerse como primer reto hacer turismo por las habitaciones de su casa y lo logró. Cuando levantaron el confinamiento y se pudo salir a la calle, amplió sus miras a la casa contigua a la suya, en su querido barrio de El Solanillo, donde se ha convertido en una heroína, y a la siguiente y a la siguiente y así hasta poder pasear tranquilamente, con ayudas de muletas, pero sin la silla de ruedas y sin morfina. Pero con su madre, siempre con ella, la mujer que ha sido su apoyo durante estos nueves meses y la que ningún día la soltó de la mano en este bacheado camino.


La covid

Y es que cuando todo precia encajar para que fuera a mejor, se destapó otro temor, la covid, que la eligió como uno de esos casi 20.000 almerienses que se han visto infectados por el coronavirus. Todo, a pesar de tomar todas y cada una de las medidas sanitarias a rajatabla y hacérselas llegar al resto de la sociedad. “Veía a la gente sin mascarilla, o con ella en el codo o en el brazo y yo no podía quedarme callada después de vivir todo lo que había vivido, mi confinamiento, el confinamiento general, la situación en los hospitales... la gente no era consciente”, cuenta para explicar cómo surgió la idea de hacer un vídeo que se hizo viral en las redes sociales y en YouTube y en el que pedía a la gente que usara la mascarilla y dejaba una sentencia para el recuerdo: Cuando todo esto pase, ¿volveremos a salir a aplaudir a los sanitarios o tendremos que pedirles perdón?. “Las redes sociales eran mi herramienta para hacerle ver a la gente que si no se tomaban las medidas esto no iba a acabar nunca y poníamos en riesgo a persona vulnerables, como era mi caso, o a personas mayores. Y eso quería que acabara”.




Y, efectivamente, el riesgo en una persona vulnerable como era ella, con una leucemia que la obligaba a acudir a diario a quimioterapia, se multiplicaba exponencialmente y acabó infectada en una de sus escasísimas salidas para ir a quimioterapia. 15 minutos en un bar, un desayuno para reponerse de un análisis de sangre y afrontar su enésimo día de quimio bastaron para que Mariló se contagiará de coronavirus.


Primero fueron sus padres los que dieron positivo y ella, tras un primer test negativo, comenzó a encontrarse mal, cada vez peor hasta que apareció su segundo ángel de la guarda, la doctora Verónica Pérez, con otro PCR realizado en su propia casa para minimizar los riesgos de la joven, lo que desveló que estaban en lo cierto: María Dolores, enferma de leucemia, también tenía covid. Pero esto no sirvió para bajar sus ánimos, aunque si le volvió a hacer sentir algo que desde el 11 de febrero no sentía: tenía miedo.


“Cuando te dicen que tienes cáncer te preparas incluso para morir, por eso había perdido todo el miedo. Pero cuando a finales de agosto me dieron el positivo otra vez volví a sentirlo. No sabía que le podía pasar a una persona con cáncer tras contagiarse, pero estaba mi medica, mi amiga, Verónica Pérez, que se ha volcado desde el principio en ayudarme a mi y a mi familia y me acompañó y atendió en todo momento para poder superar el coronavirus”, explica María Dolores, quien en su nueva vida, donde ya todos los resultados médicos dan las pistas necesarias para saber que acabará al cien por cien con la leucemia, se ha propuesto no dejar en el desconocimiento su caso y así lo hace saber a través de las redes sociales, donde un día publicó un vídeo que caló en la conciencia de miles de personas y donde ahora cuenta sus experiencias con la enfermedad para ayudar a otras personas.



Porque es otra persona, que tiene entre ceja y ceja ayudar a los más pequeños que como ella padecen un cáncer y se ha propuesto escribir un libro para contar su caso y que sirva de inspiración para todos aquellos a los que aún no le ha llegado ese momento de inspiración en el que, como a ella, una simple reflexión en el sillón en el que llevaba postrada semanas y semanas le bastó para cambiar el resto de su vida.


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