La edad en el consumo de alcohol y tabaco se adelanta a los 12 años

Los adolescentes de El Ejido comienzan a consumir alcohol o tabaco un año antes que el resto de españoles. Una encuesta realizada recientemente por la concejalía de Servicios Sociales entre más de 4.000 escolares revela que la edad media en el inicio del consumo es de 12 años. Por su parte, el acceso a otras drogas como hachís o cocaína oscila entre los 14 y los 15 años. Son sólo algunas de las conclusiones de una encuesta que también refleja que en 2011 los estudiantes han optado por el consumo de cerveza o ‘calimocho’ en detrimento de los destilados. Una tendencia que cambia la tónica habitual de los últimos años. Aunque más de la mitad de los adolescentes consultados afirma no tomar ni alcohol ni tabaco, el consumo de quienes sí lo hacen se realiza “en grandes cantidades y a edades más tempranas”. Consciente de la importancia de la prevención, Servicios Sociales imparte un programa específico a los alumnos de Educación Primaria de entre 10 y 12 años, una franja de edad “crítica” en la que deben aprender a decir ‘no’. “Con talleres para fortalecer su resistencia ante las presiones, su asertividad, su autoestima y sus habilidades sociales se les enseña a enfrentarse a determinadas situaciones y a prevenir el consumo de alcohol o tabaco, pero sin hablar directamente de estas drogas socialmente aceptadas”, explica Mari Ángeles Fernández, técnico responsable del Plan Municipal de Drogodependencias. Esta iniciativa llegará a más de 600 ejidenses de seis centros públicos a lo largo del segundo trimestre y tiene previsto llegar a otros colegios antes de junio. Los talleres, que se complementan con el denominado programa ‘Ulises’ para trabajar el autocontrol emocional, ya han comenzado en el colegio San Ignacio de Loyola y la próxima semana arrancarán en Ramón y Cajal y en Teresa de Jesús. No obstante, las actividades programadas se adaptan a las características del alumnado de cada centro. Es habitual el intercambio de opiniones y el relato de experiencias “en tercera persona” entre aquellos niños que viven en familias desestructuradas .