Los abogados almerienses juntan despachos para aguantar la crisis

La crisis -que va por barrios, profesiones e intensidades- no ha dejado a ningún sector laboral intacto. Lloran este esquilmo arquitectos, tenderos o marmolistas.Y también lo hace el añejo gremio de los abogados. En Almería ejerce una nómina de 1.400 letrados -el 60% en la capital y el 40% en la provincia- que han visto descender los ingresos que obtienen por sus honorarios proporcionalmente al incremento de una carga de trabajo más fastidiosa e incierta en el cobro. La consecuencia más diáfana de esta nueva radiografía del sector es que los profesionales que hasta hace poco actuaban por libre, se están viendo obligados a juntarse con otros compañeros en un mismo despacho para compartir gastos generados por la actividad como el propio alquiler de la oficina. Así lo constatan varios abogados consultados por este diario así como el propio decano del Colegio de Abogados de Almería, José Pascual Pozo: “trabajo hay, incluso más, pero de peor calidad, la gente está llegando a desesperarse y antes de cerrar intentar disminuir gastos corrientes para sobrevivir”. Añade Pozo que “hay muchas cantidades que se hacen incobrables, mucha ejecución hipotecaria de dudosa viabilidad”. Incide también el decano que “ante la sensación de recortes que vivimos se están cobrando honorarios a la baja e incluso se está viviendo también en el sector el fenómeno del regateo”. Ante esta situación de ‘mercadillo’ que también está afectando al sector, el turno de oficio está siendo considerado cada vez más como una tabla de salvación para sobrevivir al naufragio. “Con el turno de oficio hay muchos colegiados que van sobreviviendo, el problema es que se cobra tarde de la Administración” -apostilla Pozo. En el sector hay, por ello, un cierto aire de reconversión, de cambio de modelo de ejercer la profesión. Hay quienes hace tiempo encontraron un nicho de mercado, como por ejemplo el de las reclamaciones y seguros de accidentes y no están sufriendo mermas importantes en su volumen de trabajo. El segmento de negocio que ha desaparecido también para los abogados es el de las transacciones inmobiliarios, que han provocado que muchos despachos especializados en vivienda hayan tenido que recortar personal. Los despachos pequeños, con menos gastos, son los que mejor se han adaptado al momento.