Vera

Pedro Contreras, el veratense que conoció el oficio de espartero al jubilarse

“El despertar de un ayer que fue para nosotros cultura y medio de vida”

Pedro trabajando el esparto desde su taller ubicado en Vera
Pedro trabajando el esparto desde su taller ubicado en Vera La Voz
Marina Ginés
12:29 • 03 feb. 2022

“Una vez le hice a mi mujer un cesto para los huevos y dije bueno y ¿porqué no puedo hacer otros cestos?”. Así comenzó la afición de Pedro Contreras por el oficio del esparto. El veratense que nunca antes se había dedicado a esta artesanía, al llegar a su jubilación se planteó que tenía que hacer algo para mantenerse activo y útil. Así llegó hasta lo que Contreras define como “un despertar del ayer”.

El oficio de espartero se perdió hace ya mucho tiempo, sin embargo no hay que olvidar que fue un trabajo fuertemente representativo en la provincia de Almería. “Al final es algo que llevamos en los genes la gente de Almería, por eso siempre nos han llamado la famosa expresión ‘legañosos y esparteros’, una expresión que nunca me ha gustado emplear y que a mi me picaba en mi amor propio”. Que te llamaran “legañoso” en aquellos años tenía una connotación despectiva, pues el legañoso, aparte de tener ese un mal en la visión, generalmente era de clase baja. Aquella parte de la población trabajaba y vivía en el campo fabricando todo tipo de utensilios de esparto.




Hoy en día se ha conocido que el esparto producía la infección del tracoma, que provocaba picazón e irritaciones leves en los ojos y en los párpados. Además esta afección daba la sensación de tener los párpados hinchados y drenaban. Sin tratamiento, el tracoma puede provocar incluso ceguera.




“El esparto estuvo muy relacionado con la agricultura, aunque es una planta silvestre que crece en los montes. Es una planta que hay que cogerla en verano y tiene un proceso. Primero se seca al sol, luego se pone en remojo durante un mes y luego se pica con unas mazas. Y esto generaba una riqueza extra, importante para los agricultores”, recuerda Pedro Contreras que según nos cuenta es hijo de “campesinos” y ya desde pequeño estuvo acostumbrado a ver como en su casa se usaba el esparto para los enseres del hogar. “Si hacía falta una soga, si hacía falta una espuerta, todo se hacía con esparto”; por este motivo el veratense decidió recuperar esta etapa de sus vivencias, aunque claro, con ciertas diferencias.

Según comenta el artesano “yo me dedico al esparto fino, hago escudos de esparto, cestas decorativas, centros de mesa, indalos etc. Hago más bien decoración, que no solamente gusta al turismo, sino también a la gente de nuestros pueblos”.

En el taller de Pedro Contreras, ubicado en la calle Diego Caparros, una de las más céntricas del municipio de Vera, se pueden observar escudos de esparto, cestas decorativas, centros de mesa o indalos, entre otros motivos que tiene expuestos al público.




Pedro cuenta que su objetivo con este oficio no es ganar dinero sino disfrutarlo. “Yo me encuentro muy a gusto haciendo mis piezas y viendo la gente pasar, porque ya a mis 77 años ya, ¿dónde voy, me voy a hacer torero? Pues, no. Tengo que hacer algo de lo nuestro y lo nuestro es esto”, confiesa el autor.

Este veratense ha vendido algunas de sus piezas a Bélgica o a Nueva York, “y pienso ¿qué pensarán esos norteamericanos que no saben ni lo que es el esparto, al coger una cesta de esparto en la mano?”, se pregunta el espartero, que cuenta emocionado que “me he sentido orgulloso que el escudo de Vera haya ido a Nueva York haya ido a Ecuador y haya ido a muchos sitios”. Pedro Contreras concluye esta afición como la de “un viejo que no ha sido espartero toda la vida, pero que hoy se siente espartero”.







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