Marta Rubí
01:00 • 20 feb. 2012
Simplemente paseando fue como Eduardo Milla se enamoró de las casas de su barrio, imaginando las historias que habían quedado en su interior y admirando la sencillez de su exterior. Y esos paseos fueron descubriendo que el afán constructor iba destruyendo muchas de ellas. Su pasión le llevó a crear un grupo en la red social facebook en apoyo a la arquitectura tradicional almeriense de puerta y ventana. La repercusión, confiesa, fue inesperada, y este joven de la calle Pablo Iglesias creyó en la posibilidad de parar la destrucción del patrimonio artístico almeriense.
Y así, simplemente paseando, quiso que toda Almería se enamorara como él. Lo hicieron una treintena de asociados de Amigos de la Alcazaba a los que Eduardo guió por las calles de su barrio para que conocieran la singularidad de las construcciones. Le acompañó un amigo historiador, Javier Alonso, con el que han realizado un admirable trabajo de documentación que pone en valor este patrimonio.
El trayecto se inició en el Paseo de la Caridad, y se recordó el inicio de sus casas, construidas con el apoyo de la Asociación de la Prensa de Madrid tras la destrucción que sufrió la ciudad con las inundaciones del 11 de septiembre de 1891.
Manoli Segura salió en ese momento de su peluquería. “¿Por qué hacen fotos a mi casa? Ah, no sabía que eran importantes. Entonces, ¿no se pueden tirar?”. La ruta tenía de hecho un sabor reivindicativo y se habló en varias ocasiones sobre ese deseo de que se protejan las construcciones de puerta y ventana en el futuro PGOU, algo que no veían demasiado claro los asistentes. No fue Manoli la única vecina sorprendida. En todo el trayecto, muchos de los habitantes de esas casas se asomaron a ver por qué un grupo las miraba.
Los guías destacaron que este tipo de arquitectura está presente en varios barrios de Almería, los que responden a los ensanchez obreros en los que se buscó aprovechar al máximo el espacio de los solares. Incluso mostraron algunos ejemplos de construcciones triangulares en los que una de las puertas de la construcción da lugar a un pequeño paso abierto, a modo de descansillo, por el que se accede a varias viviendas, como ocurre en la calle Vinuesa.
Y de las construcciones más humildes, a las más burguesas. Los asistentes observaron también algunos frisos cerámicos y rejas de especial belleza, entre las que se subrayaron algunas con rosetones en el centro, realizadas por los mismos que diseñaron las rejas de otros nobles edificios como la Casa de las Mariposas. El edificio recién rehabilitado sirvió también como ejemplo cuando se explicó la tendencia de las construcciones a convertir las esquinas en un espacio decorativo, e incluso una tercera fachada en rotonda como ocurre en la obra de Trinidad Cuartara.
Todos estos datos y el simple paseo ganaron adeptos a la pasión de Eduardo Milla que se llevó un impulso para seguir luchando por el patrimonio.
Y así, simplemente paseando, quiso que toda Almería se enamorara como él. Lo hicieron una treintena de asociados de Amigos de la Alcazaba a los que Eduardo guió por las calles de su barrio para que conocieran la singularidad de las construcciones. Le acompañó un amigo historiador, Javier Alonso, con el que han realizado un admirable trabajo de documentación que pone en valor este patrimonio.
El trayecto se inició en el Paseo de la Caridad, y se recordó el inicio de sus casas, construidas con el apoyo de la Asociación de la Prensa de Madrid tras la destrucción que sufrió la ciudad con las inundaciones del 11 de septiembre de 1891.
Manoli Segura salió en ese momento de su peluquería. “¿Por qué hacen fotos a mi casa? Ah, no sabía que eran importantes. Entonces, ¿no se pueden tirar?”. La ruta tenía de hecho un sabor reivindicativo y se habló en varias ocasiones sobre ese deseo de que se protejan las construcciones de puerta y ventana en el futuro PGOU, algo que no veían demasiado claro los asistentes. No fue Manoli la única vecina sorprendida. En todo el trayecto, muchos de los habitantes de esas casas se asomaron a ver por qué un grupo las miraba.
Los guías destacaron que este tipo de arquitectura está presente en varios barrios de Almería, los que responden a los ensanchez obreros en los que se buscó aprovechar al máximo el espacio de los solares. Incluso mostraron algunos ejemplos de construcciones triangulares en los que una de las puertas de la construcción da lugar a un pequeño paso abierto, a modo de descansillo, por el que se accede a varias viviendas, como ocurre en la calle Vinuesa.
Y de las construcciones más humildes, a las más burguesas. Los asistentes observaron también algunos frisos cerámicos y rejas de especial belleza, entre las que se subrayaron algunas con rosetones en el centro, realizadas por los mismos que diseñaron las rejas de otros nobles edificios como la Casa de las Mariposas. El edificio recién rehabilitado sirvió también como ejemplo cuando se explicó la tendencia de las construcciones a convertir las esquinas en un espacio decorativo, e incluso una tercera fachada en rotonda como ocurre en la obra de Trinidad Cuartara.
Todos estos datos y el simple paseo ganaron adeptos a la pasión de Eduardo Milla que se llevó un impulso para seguir luchando por el patrimonio.
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