La Finca Montemero está estructurada como una organización sin
ánimo de lucro desde el año 1981, cuando se fundó. Hoy, más de cuarenta años
después, una nueva generación de jóvenes mantiene Montemero como
un centro de intercambio para profesionales de diversas disciplinas
en búsqueda de soluciones a problemas ambientales locales con
especial foco en los desafíos que enfrenta el Mar Mediterráneo.
En los
constantes proyectos que la organización lleva a cabo trabajan cinco residentes a tiempo completo y una comunidad rotativa de voluntarios.
Sus instalaciones incluyen un estudio de impresión 3D, un taller de
arte, un laboratorio de hongos, terrenos para pruebas de innovación
agrícola, un invernadero solar y un taller de reciclaje.
“Consideramos
que tener en cuenta todas las perspectivas y aportes de personas con
diversa formación profesional permite las condiciones óptimas para
crear las soluciones más exitosas”, explica Emily Pappa, bióloga
residente.
Desde 2019
Montemero y la asociación 'Ambiente Europeo' mantienen una
alianza estratégica para trabajar conjuntamente en proyectos de
innovación para el sector agrícola. Trabajan con agricultores
locales, aprovechando sus conocimientos y sus necesidades para crear
esquemas circulares adecuados en los que los materiales reciclados
vuelvan a utilizarse en la actividad agrícola. Están desarrollando
varias tecnologías para beneficiar a los agricultores, ahorrar
energía y agua y reducir el impacto ambiental. Entre ellas podemos
mencionar dispositivos de control de evaporación, materiales
agrícolas compostables y técnicas de desalinización que solo
requieren del sol para funcionar.
“Es imposible resolver el problema de las basuras marinas sin antes
implementar un sistema integrado de gestión de residuos para la
región”, añade Pino Brenner, ingeniero y fundador residente.
Paralelamente
a estos proyectos, en Montemero funciona un programa de residencia
artística que apoya a creativos de todo el mundo que centran su
trabajo en la ecología. Montemero Art Residency alberga a artistas
que de otro modo nunca hubieran llegado a estos áridos rincones de
España. Es fundamental colaborar con los creativos que enriquecen
esta región con su trabajo y que aportan conocimientos a su misión.
También es una oportunidad para que las experiencias locales
influyan su trabajo.
Su objetivo es que este esquema exitoso de
trabajo cooperativo sea un ejemplo para la región y para el mundo.
Tener a ingenieros, agricultores, artistas y buceadores sentados una
noche a la mesa frente a una rica paella sin duda crea conversaciones
interesantes que conducen a soluciones atrevidas y creativas.
“Involucrarse
en actividades que te aporten a ti, al planeta y a la sociedad es la
mejor manera de empezar a construir un futuro sostenible”, entiende Sergio Galaz, consultor ambiental.
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