Adra

Elisabeth Nadal, la cantaora de Adra que derrocha elegancia y sabiduría flamenca

A los once años de edad pidió a los Reyes Magos un curso de cantes

Elisabeth Nadal González.
Elisabeth Nadal González.
Pepe Cazorla
11:57 • 11 mar. 2022

Decía la cantaora Tía Anica La Piriñaca, que cuando terminaba de cantar por seguiriyas, la boca le sabía a sangre. La 'Niña', como muchos aficionados al cante la llamaban, ya no es tan niña, ha crecido y ¡cómo lo ha hecho! Hoy en día, con 23 años, Elisabeth Nadal, es madre de un niño y que seguro beberá de esa fuente de flamencura de mamá y la guitarra de papá.



Elisabeth Nadal González, nació en Adra y se presentó por primera vez a un concurso formal de cante en Málaga, allá por 2015 tras ganar en Almería dentro del Certamen de Jóvenes Flamencos que organiza el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), en colaboración con el Instituto Andaluz del Flamenco (IAF) y la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas.



El Teatro Cánovas de Málaga acogió el día 11 de noviembre de ese año la semifinal de Cante. Participaron siete jóvenes procedentes de diferentes provincias andaluzas. Elisabeth Nadal contaba por entonces apenas 15 años. Fue la más joven participante y para más nervios de principiante, le tocó en sorteo, cantar primero bajo el toque de su fiel escudero Ramón Rivera. Pese a ello sorprendió a todos por su elegancia, fuerza y sabiduría para interpretar los cantes, Se defendió sin duda por granaínas y terminó con tangos. 



En el Concurso Talento Flamenco Joven de 2017 por Cante de Tarantos de Almería y que tuvo lugar en la Peña El Taranto como escenario, la abderitana, obtuvo el tercer premio. Y en Huelva, en 2018, en el mismo concurso, fue segunda en Cantes por Fandangos de Huelva



Su valor emergente de lo jondo, añadido por su impulso y talento flamenco, le llevó hasta la Fundación Cristina Heeren en Sevilla una vez descubierta. Allí, fue perfeccionado sus aptitudes artísticas en la Fundación de la mano de maestros como José de la Tomasa y María José Pérez, mientras comenzaba a emprender su particular carrera profesional. 



En 2019 participó en El Festival de Cante Jondo Antonio Mairena, en uno de los mayores referentes del flamenco mundial. Y hasta hoy, donde a realizado varios recorridos por la geografía española y poniendo voz junto a David Dorantes. La pandemia lo paró todo a Elisabeth Nadal, también. 



De pequeña, fue una niña cantaora, aunque a los once años tuvo la inocencia de pedirles a los Reyes Magos que no le trajeran más juguetes, sino un curso de cante. Tiene facultades de sobra, y una preciosa voz que estira y estira hasta el infinito. Aunque donde duele y transmite, de verdad, es en los bajos. Como en todos los cantaores y cantaoras, porque ahí es donde están las tripas, el menudo del cante. 



Se despereza la garganta por los tercios hasta arriesgar con éxito en el remate. Ahora, a la guitarra le acompaña su actual pareja, Pedro Sánchez, hijo del cantaor Naranjito de Triana. Todo un lujo verlos juntos y más, ver cantar a Elisabeth Nadal, por seguiriyas metiendo puñalaítas en las notas bajas, donde su voz se rompe de forma natural.


Volviendo al 2018 en el XLVI Festival de Cante Grande Ciudad de Adra actuó junto a Julian Estrada,Raúl Alcántara "El Troya",Montse Pérez y Julio Ruiz al baile.


Esa noche de septiembre, la cantaora abderitana Elisabeth Nadal puso toda su alma y sangre para sembrar en los aires el ¡ay¡ absoluto, con las notas de una voz natural, íntima, cercana, inmediata al corazón acerada en fandangos, severa de Mineras, río de Guajira y catarata suntuosa de Granainas que te entraban directamente en vena como si fuese un impulso de relámpago y de trueno a la vez misma.


Sedujo y puso al público en pié y más al recordar al Tito Ramón. Al toque le acompañó con elegancia Ramón Rivera Ruiz (sobrino) estando muy atento a los largos recorridos de voz de Elisabeth Nadal Gonzalez. El Festival de Cante Grande Ciudad de Adra sigue consolidándose entre los dos mejores de la Provincia.


El Patio del Colegio San Fernando se llenó de público y quedó impregnado de sonido, baile y cante, con sabor a sangre.


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