Los trabajos arqueológicos que desde comienzos de mayo se están
realizando en el yacimiento de Macael Viejo están aportando nuevos
datos sobre los ritos funerarios de las comunidades rurales
andalusíes. Durante esta quinta compaña las excavaciones se
centraron en un área de la necrópolis bajo medieval, que se estima
tiene una extensión aproximada de dos hectáreas, donde la propia
orografía del enclave y la explotación agrícola posterior a su
abandono la habrían preservado en excelentes condiciones.
Hasta
la fecha se han localizado y documentado una treintena de
enterramientos, algunos excavados en el propio terreno y otros en el
afloramiento rocoso, con una cubrición a base de lajas de esquistos
y pizarras dispuestas de forma inclinada sobre el cuerpo. Este tipo
de inhumación ya había sido documentado en años anteriores y nos
demuestra que la población de Macael Viejo poseía unas prácticas
funerarias bien definidas y homogéneas. Prueba de ello es la
ordenada dispersión que guardan, manteniendo un espacio casi regular
entre ellos, con una orientación sureste noroeste con el rostro del
difunto hacia el este según el rito islámico.
La
pauta la rompe el conjunto de tres enterramientos de personas adultas
cuya separación entre ellas está construida a base de mampuestos y
guardan una disposición y orientación más homogénea entre ellas
que con el resto. Aunque no han sido realizadas al mismo tiempo, ya
que se observa como cada una altera a la anterior, si forman una
clara relación entre ellas. Estas características podrían
indicarnos que los individuos poseen una posible relación familiar
entre ellos.
Otro
punto fuerte de este año ha sido la documentación in situ de varias
estelas de esquisto y pizarra que marcaban la posición del
enterramiento y eran su elemento más visible. Debido a ello estas
piezas habían desaparecido bien por el paso del tiempo o por el
vandalismo del yacimiento, apareciendo muchas de ellas dispersas por
el entorno o fragmentadas sobre las inhumaciones. Salvo en algunos
casos que se habían conservado fragmentos parciales de estas en su
posición original, no se habían documentado tantas y tan variadas
en un mismo espacio y sin alteración. Esto nos ha permitido
identificar varios tipos de enterramientos por su posición en la
cabecera de las sepulturas, a sus pies o en ambas posiciones.
Su
conservación ha sido posible gracias a la acción protectora de una
terraza de cultivo montada sobre la necrópolis poco después del
abandono del yacimiento y que selló está en un momento en el que
aún era visible. Esta circunstancia ha dado otra de las grandes
sorpresas de la campaña, la documentación de inhumaciones cuyos
rellenos son a base de nódulos de cal. La cal se trata de un
material con gran valor económico por su utilidad y producción por
lo que su empleo en estos casos establece un elemento diferenciador
con el resto de enterramientos que podría deberse a motivos sociales
o sanitarios.
Con
los resultados obtenidos en esta campaña, unidos a los obtenidos en
las intervenciones llevadas a cabo en los años anteriores también
en la necrópolis, se cuenta con un gran nivel de información que
permitirá conocer detalladamente a la población de Macael Viejo
durante la Baja Edad Media.
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