Marta Rubí
01:00 • 18 mar. 2012
Casi un mes ha pasado desde que Pescadería amaneciera casi-millonaria gracias al Cuponazo de la ONCE. El afán de celebración del barrio, que jaleaba una fiesta con actuación de Bisbal incluida, se esfumó al conocer que el dinero se había quedado sin dueño. Y un mes después, así sigue. Según ha confirmado la ONCE a LA VOZ, el juez mantiene bloqueado el cobro del premio gordo, nueve millones de euros, tras la denuncia presentada por El Majo, vecino de Pescadería y comprador de siete de los boletos agraciados, incluido el Cuponazo. Comprador, que no poseedor.
Tal como relató el propio vendedor, cuando aún no se conocía quién era el ganador de los nueve millones, el dueño del bar El Majo se había hecho con siete cupones y los había repartido entre los trabajadores del local, situado en la Avenida del Mar, con el acuerdo de compartir el premio si tocaba, como así fue, en el número 62098.
Una vez conoció la noticia, El Majo llegó a comprarse un Porsche Panamera. Dicen ahora los vecinos del barrio que lo ha cambiado por un Lancia, ya que todavía no sabe si llegará a cobrar los nueve millones, o se tendrá que conformar con los premios más pequeños de los otros cupones que compró (agraciados con 35.000 euros cada uno).
Las habladurías sobre la “mala” suerte de El Majo se acrecientan cuando se comenta que es un familiar, una prima, que podría haber estado trabajando en la cocina del local, el que se ha quedado con el dinero. Un familiar al que presuntamente El Majo habría incluso ayudado cuando se encontraba en una mala situación económica, al darle trabajo en el bar, según cuentan los vecinos de Pescadería.
Lo cierto es que mientras continúa bloqueado el dinero, El Majo, de quien se llegó a decir que había invertido en varias empresas del norte de España, de donde procede, y que había recibido ofertas de distintas entidades bancarias, permanece en el barrio a la espera de que el juez resuelva el problema. Los vecinos también se quedan a la espera de volver a amanecer como barrio millonario y celebrar por todo lo alto que el Cuponazo haya llegado a sus calles.
Tal como relató el propio vendedor, cuando aún no se conocía quién era el ganador de los nueve millones, el dueño del bar El Majo se había hecho con siete cupones y los había repartido entre los trabajadores del local, situado en la Avenida del Mar, con el acuerdo de compartir el premio si tocaba, como así fue, en el número 62098.
Una vez conoció la noticia, El Majo llegó a comprarse un Porsche Panamera. Dicen ahora los vecinos del barrio que lo ha cambiado por un Lancia, ya que todavía no sabe si llegará a cobrar los nueve millones, o se tendrá que conformar con los premios más pequeños de los otros cupones que compró (agraciados con 35.000 euros cada uno).
Las habladurías sobre la “mala” suerte de El Majo se acrecientan cuando se comenta que es un familiar, una prima, que podría haber estado trabajando en la cocina del local, el que se ha quedado con el dinero. Un familiar al que presuntamente El Majo habría incluso ayudado cuando se encontraba en una mala situación económica, al darle trabajo en el bar, según cuentan los vecinos de Pescadería.
Lo cierto es que mientras continúa bloqueado el dinero, El Majo, de quien se llegó a decir que había invertido en varias empresas del norte de España, de donde procede, y que había recibido ofertas de distintas entidades bancarias, permanece en el barrio a la espera de que el juez resuelva el problema. Los vecinos también se quedan a la espera de volver a amanecer como barrio millonario y celebrar por todo lo alto que el Cuponazo haya llegado a sus calles.
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