Albox

Un proyecto almeriense recrea la cerámica de Al-Ándalus como en el siglo IX

Los hornos árabes de Los Puntas se encendieron tras 20 años para cocer los objetos elegidos

Guillermo Mirón
09:21 • 20 jun. 2023

Los primeros restos de cerámica vidriada andalusí hallados en Europa se encontraron en Pechina y datan del siglo IX. Son el testimonio de que, hace más de diez siglos, la técnica de esta elaboración habían llegado a tierras almerienses, muy probablemente, desde el entonces aún más ‘lejano’ Oriente.

Para este fin, los habitantes del lugar habrían tenido que adaptar las técnicas, por ejemplo, a los recursos naturales de la zona de cara a procesos como el encendido de los hornos. Ese proceso y ese resultado, la preciosa cerámica vidriada andalusí, es lo que ahora pretende recrear un proyecto de investigación en el que participa la Universidad de Almería (UAL) con la colaboración de otros agentes como la Alfarería de ‘Los Puntas’, en Albox.

Una colaboración que ha dado como resultado otro hecho histórico, como ha sido el encendido de sus hornos árabes veinte años después de que dejaran de usarse por los avances en la transformación de arcilla.



Encendido
Fue el 3 de junio cuando las chimeneas de los hornos volvieron a lanzar su característico humo negro mientras en su interior tenía lugar otro acontecimiento histórico, como es la cocción en busca de una cerámica vidriada lo más fiel posible a la elaborada durante el dominio musulmán. Sobre el origen del proyecto, Luis Alfonso Fernández, ‘el Puntas’, recuerda que “desde la UAL, Elena Salinas, que lidera este proyecto, contactó conmigo a primeros de año para mostrármelo” y para comunicarle que “necesitaban un horno árabe”.

El objetivo era utilizar “la receta original” bajo la que se elaboraba esta cerámica vidriada pero no sólo eso. También reproducir con la mayor fidelidad posible la cocción y registrar otros numerosos aspectos. “El tipo de horno, cómo se cocía, cómo determinaban la temperatura o cómo sabían que el vidrio ya había cambiado su estructura y se había convertido en transparente”, detalla. Es decir, se trata de recrear las técnicas utilizadas desde cero y hasta el final del proceso.

Para ello, aprovechar “el único horno árabe aún en condiciones y viables” en la provincia era algo indispensable. Este paso también requirió preparación, ya que no se utilizaban desde hace dos décadas, por lo que tuvieron que ser acondicionados y esto también se hizo con gran fidelidad, utilizando materiales cercanos a la propia alfarería.

Al igual que para la restauración de parte de los hornos árabes, para el proceso de cocción se tuvieron que tramitar permisos que lustros atrás estaban lejos de formar parte de la burocracia diaria de los alfareros.

“Ese vidriado originalmente se hacía con una mezcla entre plomo y sílice. Ahora el plomo está totalmente prohibido, por lo que ha habido que pedir permisos excepcionales para usarlo, también para coger la leña, la retama…”, enumera Luis Alfonso Fernández. Materiales que se han recogido del entorno de la propia alfarería y de la zona donde tuvo lugar la cocción dentro de esta investigación.



Resultados
Así llegó el momento de la cocción, que duró alrededor de 14 horas y en cuyo proceso se han estudiado factores como la temperatura o la emisión de CO2. Varias investigadoras de la Universidad de Barcelona (Judit Molera y Trintat Padell) monitorizaron el proceso para estudiar los resultados y sacar conclusiones. Algunas ya se pueden adelantar, como la que indica que “el nivel de CO2 a pesar de la humareda es bastante bajo para el volumen de combustible. Al principio eran niveles altos pero pasados los 300 grados el nivel de CO2 baja”.

Por supuesto, para la quema se utilizaron materiales que eran frecuentes cuando esos hornos estaban en uso, como la retama. Pese a que aún se estudian los resultados, lo que sí fue visible después de la cocción fue el aspecto de los objetos introducidos en los hornos, entre otros reproducciones en barro de objetos del siglo IX, además de platos o fuentes de los que siempre se han realizado en Albox y piezas de alfareros de Sorbas, de Níjar y Alhabia, que también han colaborado con este proyecto además de otros llegados desde Lanzarote, como Tino y Juan Brito.




Se trata de la primera vez que se intentan reproducir estos objetos de ‘hantam’ (nombre que recibía este vidriado y que ha servido también para denominar al proyecto) tal y como se hicieron en el siglo IX. El color y la belleza de lo que se extrajo del horno habla por sí solo. Ahora solo resta esperar los resultados del resto de factores que se midieron en esas históricas catorce horas.






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