Un lama entre los ficus del Parque

Un lama entre los ficus del Parque

Manuel Leon
21:25 • 07 may. 2012
Aquí mismo en Almería, sin apenas darnos cuenta, tenemos un trozo de Tibet y de filosofía budista. Es el centro Entorno de Paz, situado en el Parque Nicolás Salmerón. Dentro se exhibe una réplica del Mandada de Borobudur y los cinco Dyani Budas, traídos desde la isla de Java. Los paseantes por este primitivo espacio verde almeriense (al que el Paseo Marítimo le va ganando poco a poco la partida como aquel se lo ganó a los Jardines de Medina) pueden ver entres los gigantescos ficus a lamas asiáticos y europeos ataviados con sus ropajes encarnados y dorados llamados kasas. Miran al infinito y observan con la paciencia mineral de una ectalactita de Sorbas: han encontrado su verdad. En la puerta de este centro de meditación y sanación, la Asociación anuncia que para este florido mes de mayo se va a celebrar el curso ‘La rueda de la vida’ con la presencia del Lama Michel Rimponche, quien hablará de ‘Cómo superar el miedo’ en esta crisis actual. La cuota es de 90 euros, 70 para los socios. Con anterioridad han venido por Almería ya diversos lamas (maestros espirituales) como Gangchen Rimpoche, quien ha paseado sus pies desnudos por las dunas de Cabo de Gata y ha encontrado la vibración sonora del mantra contando pitacos. En estos tiempos de zozobra, de aguas turbulentas, hay quien haya sentido a las cosas en cualquier regazo espiritual. El budismo tiene mucho de eso: de sana bonhomía ante los vaivenes de la vida, de comportarse como buen samaritano. Dice el lama Rimpoche que aunque cada vez se vive más en edificios cargados de vecinos, el sentimiento de soledad es aún mayor. Frente a la falta de trabajo, los recortes salariales y la mala pinta del horizonte económico, este centro almeriense, que mira al Puerto, nos habla de meditación y de autoobservación; hablan estos gurús envueltos en sábanas milenarias del grandísimo desarrollo tecnológico de Occidente, de que podemos viajar en el metro bajo tierra como serpientes, bajo las aguas del mar como los peces y volar en el espacio como las aves, pero el sufrimiento y el miedo siguen ahí: “La vida es más gravosa, más complicada”. Hablan de aunar los métodos antiguos con la ciencia moderna. Es ahora, en estos tiempos cambalaches, en los que todo se cuestiona, cuando la gente vuelve a mirar a cualquiera que ofrezca cualquier pócima de verdad, como el que acude a un curandero.






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