La Casa del Pescador de Adra

De siempre fue Adra zona importantísima en la actividad pesquera de la provincia. En el comienzo de los 50, la vida comercial e industrial giraba en este aspecto en torno a la captura y producción. 

La Cofradía de Pescadores de Adra, que tan plausible labor viene desarrollando desde hace muchos años, levantó junto a la mano del Instituto Social de la Marina, la ‘Casa del Pescador’, y que sería una realidad inaugurándose el 16 de julio de 1950 con un presupuesto cercano a las 400.000.pesetas (2.400 €).

La Cofradía daría prioridad en buscar el incremento y desarrollo de las actividades originadas y derivadas del ejercicio de la pesca fomentando a su vez, la propiedad de los intereses puestos en juego y el bienestar moral y material, de los trabajadores del mar y sus familias. 

Entre otras actividades encomendadas figuraron como las más destacadas en su labor social: velar porque las relaciones entre los cofrades de las distintas categorías profesionales se desenvolvieran en un ambiente de solidaridad y colaboración, tratando de desterrar resabios de división, competencia y espíritu clasista; utilizar las posibilidades que ofrecían la Organización Sindical y el Instituto Social de la Marina, tratando, de adquirir, en régimen de Cooperativa; embarcaciones, artes de pesca y demás efecto.  Incrementar e intensificar la acción asistencial en favor del pescador, coordinando debidamente obras, instituciones o servicios como pudieran ser, Socorros Mutuos y Asistencia médica atendidos por el propio instituto.  Y aumentar la base cultural de los pescadores. La Cofradía, en este sentido, luchará contra el analfabetismo, acogiendo a los hijos de los pescadores instruyéndolos en las escuelas adecuadas.

Por ello y con el propósito de realizar de una manera eficaz y consciente los fines culturales en los hijos de los modestos trabajadores del mar, dispone la Cofradía de Adra de Escuelas de Orientación Marítima de niños y Escuela Elemental Profesional de Pesca, de la que salen capacitados los futuros hombres del mar en su aspecto Auténticos lobos de mar.

Por entonces, dos hombres de buena voluntad, se entregaron a ella en cuerpo y alma, y lo hicieron compenetrados íntimamente con la labor dura y abnegada del pescador. Ellos eran, el patrón mayor e industrial, don Nicolás Linares Martin y el también secretario y venerado maestro, don Juan Fernández Sanz, que trabajaron incesantemente por el mejoramiento de los trabajadores del mar en su aspecto moral, material y económico.

De ahí el estado floreciente inicial de la Cofradía. Lo pregonaba el magnífico edificio del que dispondría construido en el mejor lugar del pueblo y a pocos metros de la playa. 

Contaría con amplia y bien dotada clínica de asistencia médico-farmacéutica, almacén para útiles y pertrechos para pesca, oficinas de las diversas secciones de la Cofradía de Pescadores y con un futurible Hogar del Pescador, al que habría de dotarle según proyecto y economía, de amplio salón de lectura, salas de recreo o bar y que había de servir de centro de reunión a las bravas gentes que ganan su vida jugando con los peligros del mar. Además, en los pisos altos y orientados de manera espléndida con huecos amplios y grandes espacios de luz, se encontraban instaladas las escuelas del que hemos hablado anteriormente. El material es claro, alegre y moderno, y en cantidades suficientes para que el magisterio pueda cumplir sin entorpecimientos la obra pedagógica. 

La Cofradía acelera también otros proyectos a corto plazo, como un varadero para las embarcaciones; la instalación de un surtidor de gasoil en el puerto que abastezca cómodamente a las embarcaciones a motor; una amplia lonja en la zona portuaria de poniente para efectuar la subasta del pescado o la construcción de un nuevo grupo de viviendas al Pescador.

Los alrededores de la Cofradía contarían también para el día de la inauguración con un parque público conocido como ‘Los Jardincillos’ y una fuente de dos caños con agua procedente del depósito de Cerca de Carreño.