Catastrófico: el peor año de lluvias desde que hay registros en parte de Almería

El año ha dejado una media de 65 litros en comarcas donde lo normal ronda los 250 litros

Estado de algunos cultivos, visiblemente afectados por la sequía en pleno otoño. Foto: Somos Albojenses.
Estado de algunos cultivos, visiblemente afectados por la sequía en pleno otoño. Foto: Somos Albojenses. La Voz
Guillermo Mirón
13:27 • 04 oct. 2024

Nunca había caído tan poca agua en buena parte del suelo almeriense como en este último año hidrológico. La sequía por la falta de lluvias en extensas zonas de la provincia ha llegado a tal punto que es imposible encontrar datos más bajos desde que existen registros históricos. Y eso es mucho decir, ya que los datos climatológicos como el de las precipitaciones se vienen recogiendo desde hace casi un siglo.

Es la preocupante realidad que nos dejan los números de las lluvias acaecidas sobre todo en comarcas como la del Valle del Almanzora e incluso Los Vélez, una de las áreas almerienses, esta última, tradicionalmente más húmedas.

Sirva como factor de medida una simple comparación con la media histórica. Si en localidades de las zonas mencionadas como Albox se situaba en torno a los 250 litros caídos a lo largo de 365 días, en este último año hidrográfico de (octubre de 2023 a octubre de 2024) el agua recogida se ha quedado en unos paupérrimos 65 litros de media en el término municipal albojense.

Es conveniente insistir. No es que los 250 litros fueran valores altos o una máxima alcanzada años atrás. Se trata de la media que, comparada con los 65 litros de este año, se antoja ahora como un nivel de precipitaciones inalcanzable.

En el caso de Albox y el Valle del Almanzora en general, los datos se remontan nada menos que a 1941. Hasta ahora, entre los más secos figuraban algunos como el de 1952-1953 con 74 litros o lo ocurrido entre 1942 y 1943 con 111 litros registrados. Pero nunca se había tenido constancia de algo como lo ocurrido estos meses atrás.

En esa misma comarca del Almanzora, los hay incluso peor parados, como es el caso de Olula del Río con 60,5 litros o Macael, donde la estación situada en Polígono de Rubira Sola muestra unos números tan preocupantes como los que suponen los 40,2 litros.

“La media en el área del norte de la provincia de Almería está en torno a los 250 y los 300 litros pero hay comarcas como es el caso de Los Vélez donde sí pueden llegar a los 400 litros”, explica Juan Jesús Maestre, responsable del Observatorio Meteorológico del Almanzora. Y es que la comarca más septentrional de Almería tampoco se libra de lo sucedido durante este año hidrológico para olvidar. Estaciones como la de Vélez-Rubio muestra un total de 98,6 litros caídos durante este ejercicio mientras que otras como las de María mejoran algo esos números pero aún lejos de lo necesario, con 115,9 litros.



La excepción la protagoniza “la parte más occidental de la provincia, que sí ha recibido algo más de precipitación, pero el resto de la provincia está en torno a una media de entre 50 u 80 litros”, detalla Maestre. La repercusión de este hecho histórico salta a la vista con tan sólo poner un pie en zonas naturales de estas comarcas. Este año el habitual -aunque efímero- verde primaveral del que se teñían las sierras y laderas simplemente no ha existido, y el estado de los campos y cultivos es ya mucho más que preocupante.

Este ‘estrés hídrico’ en las zonas de bosque, por ejemplo la Sierra de María, ha supuesto en ciertas zonas “la seca de centenares de pinos por la propagación de plagas facilitadas por la debilidad del árbol, por ese estrés hídrico, y esto aún no ha acabado, porque pese a que empezará a llover se seguirán secando, y en más zonas como en los Filabres también hay áreas de los donde se empieza a ver la seca del pino”, advierte.

Ni tan siquiera un verano algo más húmedo de lo habitual puede paliar mínimamente esta situación, ya que esta circunstancia sólo puede llevar a engaño, como subraya Maestre. “Es verdad que el verano fue más húmedo de lo normal pero es algo paradójico. Hay que tener en cuenta que en verano habitualmente llueve muy poco, por lo que con poco que lo haga la media ya es superior”.

Lo más preocupante es que, pese a la gravedad de los sucedido en este último año hidrológico, lo peor puede que no centre en esos datos sino en lo que está por llegar, puesto que esta tendencia climática no tiene intención de cambiar a corto plazo. El responsable del observatorio meteorológico lo ejemplifica sirviéndose de un muelle como metáfora.

“El clima funciona como un muelle con altibajos, pero ese muelle cada vez se va estirando más, pese a que también haya momentos de lluvia y se acerque a su posición original”. Sin embargo, cada vez son más las veces que el muelle se estira (supongamos que coinciden con situaciones de calor extremo) y por lo tanto “el ,muelle sigue estirándose cada vez más hasta que no puede volver a su posición original y entramos en una zona de no retorno”.

Una realidad que muestra las alteraciones en el clima entre cuyas consecuencias, más allá del daño para la agricultura y ecosistemas e el día a día, figura sobre todo el avance de la desertización en una provincia donde el riesgo de que este fenómeno vaya a más siempre ha sido extremo. “Los datos son, de verdad, para echarse a llorar”, lamenta Juan Jesús Maestre.








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